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Solidaridad y Catástrofes

AUTOR: JOSÉ GUILLERMO FOUCE Psicólogo Social. Profesor Universidad Rey Juan Carlos. Madrid.

TITULO: SOLIDARIDAD Y CATASTROFES: LA EXPERIENCIA DE PSICOLOGOS SIN FRONTERAS ESPAÑA DIRECCIÓN: C/ Gloria Fuertes, nº 11 2º E 28850 Torrejón de Ardoz (Madrid). ESPAÑA mailto:guiller@correo.cop.es

RESUMEN: En el texto se presentan una serie de reflexiones practicas a partir del trabajo desarrollado en el ámbito de la intervención humanitaria en situaciones de catástrofe natural y humanitaria de la ONGD Psicólogos sin Fronteras. Estas reflexiones practicas apuestan por el desarrollo de intervenciones cargadas de ética y de carácter psicosocial en las que se considere muy especialmente el papel del contexto cultural, social, económico y político de los afectados y en el que prime la flexibilidad en las intervenciones así como la necesaria adaptación de nuestros conceptos y practicas a contextos culturales diferentes en los que tendremos que contar necesariamente con los afectados y sus comunidades

PALABRAS CLAVE: solidaridad, catástrofes, internacional KEY WORDS: solidarity, catastrophes, international

TITLE: SOLIDARITY AND CATASTROFES: The EXPERIENCE OF PSICOLOGOS SIN FRONTERAS ABSTRACT: They in the text come a series of reflections you practice starting from the work developed in the environment of the humanitarian intervention in situations of natural and humanitarian catastrophe of the ONGD “Psicologos sin Fronteras”. These reflections practice bet for the development of interventions loaded with ethics and of psicosocial character in which the paper of the cultural, social, economic and political context of the affected is considered very especially and in which it prevail the flexibility in the interventions as well as the necessary adaptation of our concepts and you practice to cultural different contexts in which we will have to count necessarily with the affected and their communities

SOLIDARIDAD Y CATASTROFES: LA EXPERIENCIA DE PSICOLOGOS SIN FRONTERAS 1. INTRODUCCIÓN Al menos en dos direcciones podrían relacionarse los términos catástrofes y solidaridad. En primer lugar, y si partimos de una revisión teórica e histórica de las consecuencias atribuidas a las situaciones catastróficas1 puede hablarse de una evolución desde teorías que postulaban que todas o la mayoría de las víctimas de una catástrofe desarrollarían psicopatológicas, reacciones enmarcadas en el terreno de lo anormal a la constatación de que estas consecuencias patológicas se producen solo en un numero reducido de victimas2. No se trataría de afrontar cuadros psicopatológicos generalizados, ni problemas colectivos masivos sino más bien una situación de problemas que ciertos autores han descrito como problemas vitales (“problems in living”) (Baisden y Quarantelli, 1981). Se trataría de un concepto de salud mental positiva, de manera que estos problemas harían referencia más bien al deterioro de ciertos atributos psicológicos positivos, y no a síntomas específicos de algún tipo de enfermedad mental. En dirección similar, se produce también una evolución en la consideración de las consecuencias sociales o colectivas de las catástrofes desde la atribución de elementos claramente negativos, como el pánico colectivo3 a la consideración creciente de consecuencias colectivas, mucho más positivas como el refuerzo de los lazos de solidaridad comunitaria4, las reacciones psicológicas y colectivas más o menos intensas no corresponden a una colectividad fuera de sí, irracional y dominada por el pánico. Así, en contra de lo que a veces se nos transmite, las situaciones de emergencia suelen sacar a relucir lo mejor de la naturaleza humana (DGPC, 2002).

Las situaciones de pánico individual o colectivo serían las excepciones, lo normal es encontrar un comportamiento tanto individual como colectivo, racional y solidario (actitudes heroicas en lo individual, sociedad mas cohesionada y solidaria en lo colectivo). Quizá el ejemplo del 11 de septiembre puede servirnos para ejemplificar lo que pretendemos decir, recordemos que algunas victimas tuvieron la frialdad suficiente, sabiendo que su muerte estaba cercana, de llamar por sus teléfonos móviles a sus seres queridos, bien desde las torres o desde los aviones. Podría apuntarse incluso, en dirección similar y aunque parezca una idea sumamente transgresora y difícil de asimilar según el momento en que se introduzca, la consideración de los eventos catastróficos como una oportunidad para el crecimiento personal y comunitario5 según y como se superen estos eventos. Esta perspectiva supone plantear que el hombre crece en lo personal a partir del conflicto que en muchas ocasiones garantiza un mayor desarrollo moral (por ejemplo, Kolbergh) o personal y que las sociedades también crecen a partir del conflicto y las situaciones complejas desde una perspectiva dialéctica. La catástrofe sería un catalizador para que surga y se desarrolle la auto superación, la motivación o conductas colectivas solidarias. Obviamente, todo dependerá de que los recursos de los que se dispone, tanto en el plano personal como en el colectivo, superen a las demandas que formula una situación extrema como la catástrofe en la cual se evalúan de modo extremo esos recursos. Una de las consecuencias de este cambio de visión es el cambio de concepción de un modelo de gestión de la catástrofe, que excluye por definición la participación de los afectados y de los voluntarios en las respuestas a un modelo de gestión que considera como clave la participación ciudadana y la movilización de la solidaridad Esta seria otra posible relación a establecer entre solidaridad y catástrofes. En la actualidad es cada vez más frecuente la apelación a la solidaridad internacional muchas veces protagonizada en primera instancia por las ONGD como agentes de intervención independientes. El presente articulo pretende, por una parte, presentar la iniciativa de una ONGD que, entre otros aspectos, se ha vinculado, a la intervención psicosocial en catástrofes tanto humanitarias como naturales fundamentalmente internacionales revindicando la figura de los psicólogos en este tipo de eventos. En segundo lugar, y a partir de estas experiencias, trataremos de señalar algunos elementos de debate, reflexión y profundización que consideramos claves en este contexto de la intervención psicosocial en catástrofes internacionales.

2. LA ONGD PSICÓLOGOS SIN FRONTERAS: PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN

a. La historia de Psicólogos sin Fronteras

A mediados de los 90 un grupo de psicólogos tomaron la iniciativa de crear una ONG de Cooperación al Desarrollo. Esta idea surge espontáneamente y de forma independiente en País Vasco cuyo objetivo principal es proporcionar asistencia psicosocial en situaciones de discriminación o vulnerabilidad, a la par se crea en Valencia con objetivos, casi idénticos, consistentes en aportar asistencia psicológica a personas que pertenecen a poblaciones o grupos marginados social, económica o culturalmente, a poblaciones afectadas por cataclismos, accidentes colectivos, situaciones beligerantes o sociales de significativa gravedad, así como a aquellos grupos que requieran una actuación especializada en el ámbito de la Psicología sin ninguna discriminación por etnia, sexo, religión, filosofía o inclinación política. También se crea en Navarra, muy directamente relacionado con la catástrofe natural del camping de Biescas, que sacudió las conciencias de muchos y que, aun hoy, seguimos recordando, en la cual muchos psicólogos se movilizaron para dar una respuesta de apoyo y solidaridad con las víctimas Luego, y con el tiempo, fueron sumándose otras voluntades y organizaciones que enriquecieron el proyecto de construcción conjunta. Las últimas en sumarse fueron Madrid, Asturias y Albacete. En la actualidad somos un total de 6 organizaciones (País Vasco, Valencia, Navarra, Asturias, Albacete y Madrid) 6que trabajamos conjuntamente, coordinando esfuerzos, compartiendo ideas y creando un futuro prometedor para el mundo de la Solidaridad en cualquier contexto, cercano e internacional. Es por ello que, desde la universalidad de los derechos humanos, desde la asunción de la historicidad crítica, la intolerancia con lo intolerable o la confrontación con la propia responsabilidad ética y política, comenzó a caminar este proyecto hasta convertirse en la realidad que es hoy por hoy.

b. ¿Por qué crear una ONG?

Obviamente, crear una ONG no es fácil, entonces seguramente pase por nuestra cabeza un planteamiento: ¿Porqué crear una nueva ONGD si ya existen otras con más trayectoria e historia, más grandes, más consolidadas?,¿por qué no colaborar en una ONG ya existente?, donde además se nos va a dar una información muy clara de que se espera de nosotros como voluntarios, con unas pautas de actuación, un calendario, unos proyectos en marcha..., ¿Por qué complicarnos en crear una organización nueva, con unos tremendos costes personales en tiempo y esfuerzo? ¿No seria más sencillo sumarse a los esfuerzos de otras ONGs o movimientos en el desarrollo de los mismos objetivos que nos estamos planteando?. Y en caso de optar por la aventura ¿cuál es el sentido de denominarse Psicólogos sin Fronteras? ¿qué es lo que se pretende aportar desde esta identificación?. Las respuestas a estas preguntas, se encuentran en un acto de reflexión y conocimiento del mundo de las ONGs en nuestro país, donde en los últimos años se produce un surgimiento de multitud de organizaciones solidarias que movilizan la participación de muchos jóvenes voluntarios, este fenómeno que algunos consideran moda y otros incluso movimiento social, pone en el candelero elementos como la solidaridad, la cooperación o el voluntariado llegando, quizá a su punto culminante con la campaña a favor de la cesión el 0,7 del PIB a la cooperación y que, en la actualidad, como movimiento ya consolidado y tremendamente plural, posiciona a las ONGS en elementos como la lucha global o la mal llamada antiglobalización. Estas respuestas se podrían resumir en:

  • Aún quedan muchas cosas por hacer, el mundo que hoy habitamos es tremendamente desigual y estas desigualdades siguen aumentando, todo lo que se haga desde planteamientos críticos será bueno, aún faltan muchas manos y muchas voluntades para tratar de cambiar, al menos un poco estas realidades.
  • Es una forma de estar y construir juntos un proyecto de cooperación a partir de uno de los principales elementos identitarios y cohesionadores que existen: profesión y trabajo. Lo cual supone identificación compartida, compartir espacios y lenguajes o, simplemente, disponer de la posibilidad de encontrarse en el mismo lugar en un momento común. Conocer a otros, compartir con ellos profesión e identidad, son sin duda potentes elementos de unión y constructores de una organización. Sin embargo, ésta identidad no puede, ni debe ser excluyente, lo que significa que pretendemos integrar a profesionales de diferentes disciplinas y orientaciones. Todo el mundo cabe cuando hablamos de solidaridad.
  • Supone un llamamiento explícito a la profesión y a la investigación psicológica para comprometerse con la realidad, sensibilizarse con las desigualdades, volverse crítica y relevante, aportar respuestas ante los retos del mundo. Pretendemos volcar nuestros conocimientos y nuestras voluntades en una realidad que queremos no nos sea ajena activando procesos de participación, concienciación y acción colectiva.
  • La Psicología como disciplina en toda su extensión, desde la Psicología clínica a la educativa, la laboral o la social tiene como disciplina mucho que aportar en esta tarea, tanto desde sus fundamentos como desde sus conocimientos y metodologías. Queremos construir desde la profunda convicción de que nuestra disciplina, con toda su riqueza conceptual y variedad, tiene mucho que aportar al mundo de la cooperación y el voluntariado en diferentes planos de realidad, aportaciones en, por ejemplo: a. La atención psicológica en situaciones de catástrofe, emergencia o crisis b. La selección, preparación y recuperación de los cooperantes para el ejercicio de su labor en situaciones, con frecuencia, de alta tensión. c. La movilización de la empatía para sensibilizar y movilizar conciencias de modo que comprendamos al diferente poniéndonos en su lugar. d. La construcción de modelos organizacionales eficaces al tiempo que participativos, así como la ejecución adecuada de elementos fundamentales como la comunicación o las reuniones de equipo. e. La movilización del apoyo social en situaciones de desigualdad.
  • Se construye, una vez que nos encontramos con elementos controvertidos de la actual configuración del mundo de la solidaridad en la que muchas organizaciones pasan a ser empresas de la cooperación cuando no multinacionales dejando al margen elementos fundamentales como la participación o la sensibilización más allá del lamento o la pena. En este contexto se trata de: a. Contrastarse con algunas tendencias actuales al desarrollo de fundaciones o estructuras piramidales frente a estructuras más participativas y horizontales. b. Intentar sensibilizar más allá de la emergencia de sentimientos de pena o lastima con el desigual c. Afrontar el difícil pero muy necesario debate de diferenciar entre acción profesional y voluntariado. ¿Cuándo hay necesidad y cuándo el voluntariado significa mano de obra barata? d. Enfrentarse al dificilísimo problema de encontrar contrapartes serias y sólidas en los lugares donde se pretenden desarrollar proyectos de cooperación. Contrapartes e instituciones con las que cooperar absolutamente necesarias, por otra parte. e. Confrontarse con el complejo problema que enfrenta las siempre presentes y apremiantes necesidades económicas con su obtención de fondos públicos o de fondos privados f. Apostar por el compromiso y la participación más que por el voluntariado superficial o al menos caminar en esta dirección, formando críticamente, concienciando, comprometiendo.g. Apostar por la verdadera globalización, la que plantea la globalización de todos los derechos, de la justicia, de los derechos humanos. h. No sólo en lo económico o productivo se puede cooperar, es necesario articular proyectos plurales que tengan en cuenta diferentes elementos psicológicos, sociales y económicos

c. Declaración de Principios

De esta reflexión y debate, surgió lo que denominamos nuestros principios de actuación que ahora pasamos a enumerar: El Principio General de actuación del que partirán los demás es que tanto los problemas o desigualdades sociales como las intervenciones que se lleven a cabo, se afrontarán desde una óptica solidaria.

  • Consideramos, como fundamentales, los aspectos estructurales, sociales, colectivos o globales en la explicación de las desigualdades, sin perjuicio de que las intervenciones que se desarrollen se puedan realizar en un plano individual.
  • Pese a que muchas veces, solo se podrá actuar sobre los problemas desde una perspectiva asistencial, trataremos de concebirlos y explicarlos desde ópticas globales, críticas y constructivas. La diferencia entre una intervención asistencial frente a solidaria encuentra aquí su sentido.
  • Creemos que ponernos en el lugar de los afectados o de las personas sobre las que vamos a intervenir nos ayudará a comprender su situación y, de esta forma, partir del encuentro entre personas.
  • Defendemos que cualquier persona sea cual sea su situación es, por encima de todo, persona y como tal merece ser tratada.
  • Frente a una intervención aséptica o poco comprometida, apostamos por una intervención cercana, comprometida y crítica, planteándonos en muchas ocasiones incluso la sustitución de la palabra intervención por la de acompañamiento o encuentro.
  • Consideramos las actitudes, las expectativas y los valores elementos centrales de cualquier intervención.
  • Partimos de la firme creencia de que las diferencias de cualquier tipo no son solo elementos problemáticos, sino que también nos proporcionan oportunidades para aprender de nuevas realidades y situaciones.
  • Apostamos por la democracia, la pluralidad y la apertura organizativa. La participación es la base de toda acción creativa, democrática y potencialmente transformadora.
  • Apostamos por el desarrollo del tejido social allá donde intervengamos, las decisiones deben ser compartidas y consensuadas, las personas con las que trabajamos tienen mucho que aportar a este respecto.
  • Apostamos por la diferenciación entre voluntariado y profesión, siendo especialmente cuidadosos en aquellos casos en que se desarrollen acciones de voluntariado profesional.
  • Apoyamos dinámicas participativas y acciones de intervención desarrolladas desde otros países, mas que limitarnos a enviar cooperantes.
  • Evitar, en lo posible, la burocratización o el gasto excesivo en aspectos organizativos.
  • Evitar el uso de imágenes de sufrimiento descontextualizadas, que fomenten el surgimiento, exclusivamente, de mecanismos de pena o lastima, movilizando sensibilidades de manera superficial, generando indefensión, lo cual no significa esconder las realidades duras que existen como tales y que debemos denunciar y hacer visibles.
  • Apostamos por la intervención y la cooperación desde la crítica y desde el compromiso.
  • Apostamos por el compromiso, por la acción, por la transformación del ambiente y el contexto, por la denuncia, por la acción con sentido.
  • Sin identificación partidista pero no sin ideas.
  • Abiertos, flexibles.
  • Queremos crear redes, romper el aislamiento, aunar identidades e iniciativas, en definitiva enriquecernos.
  • Potenciar los recursos, trabajando con distintos colectivos sociales y con distintos grupos de edad.
  • Considerar el voluntariado como una opción de vida que debe cambiar a la persona y su entorno, un voluntariado crítico y comprometido, que se plantee las causas, que se guié por el “piensa globalmente y actúa localmente”.
  • Creemos en una acción social que parta de las potencialidades del sujeto y no de sus carencias, que no espere a los problemas sino que se vaya a ellos, partimos de considerar que toda conducta es adaptativa en el entorno en el que se desarrolla.
  • Dirigimos nuestros esfuerzos especialmente a la exclusión social, a la sensibilización, acercar a la población los problemas de las minorías, acortando, así, las distancias.
  • Defendemos la Investigación – Acción participativa como dos fenómenos necesariamente unidos y paralelos.
  • No queremos hacer depender nuestras iniciativas exclusivamente de la financiación pública, apostando por una forma de financiación mixta.

3. LA INTERVENCIÓN EN CATASTROFES Y EL PAPEL DE LAS ONGDE

En España es sin duda un hito señalado ampliamente como referente lo acontecido en el camping de “las nieves” en Biescas (Navarra) en 1996 (ver por ejemplo Estaún L., 1997, (Giménez y Portellano, 1996), en esta catástrofe la intervención de los psicólogos tuvo una amplia resonancia mediática que llevo a la intervención Psicosocial en emergencias en España de una situación de casi inexistencia a un aumento en el número de investigaciones, estructuras y grupos de trabajo sobre la materia. Cabe señalar que también los psicólogos sin fronteras nos vimos influidos por esta corriente, muy especialmente los psicólogos sin fronteras cercanos a la catástrofe señalada (Navarra) y otros psicólogos sin fronteras pertenecientes a cuerpos de intervención en el ámbito de catástrofes. En la actualidad la psicología de emergencias en España sigue gozando de una importante salud que la lleva desde la creación de revistas relativamente nuevas (por ejemplo Cuadernos de crisis), hasta el surgimiento de investigaciones y artículos o el amplio desarrollo organizativo en pro de conseguir estructurar una red de psicólogos dispuestos a intervenir llegado el momento de la catástrofe desde un modelo y parámetros comunes7. Muchos de los componentes actuales y pasados de psicólogos sin fronteras hemos participado en mayor o menor medida de esta evolución y ahora nos encontramos comprometidos con el desarrollo de esfuerzos similares en el ámbito de la intervención en catástrofes internacionales espacio donde las ONGD pueden desempeñar un importantísimo e inexcusable papel a nuestro juicio. Por último, señalar brevemente alguna de las experiencias de intervención desarrolladas desde psicólogos sin fronteras en este contexto de trabajo:

1. Desde el País Vasco las intervenciones en el terremoto de Cochabamba (Bolivia) en 1998 y en el terremoto de El Salvador (2001)8

2. Desde Navarra, la implicación en acciones formativas e intervenciones en el ámbito de la intervención Psicosocial en catástrofes en coordinación con el colegio oficial de psicólogos

3. Desde Oviedo, la intervención en Kosovo en colaboración con la Universidad de Oviedo, la Dirección general de asuntos sociales del Principado de Asturias, la Universidad de Prístina y el ejercito español (programa Clarín). En este contexto de intervención post conflicto bélico se desarrollan actividades de integración multicultural y transversalidad educativa con niños y jóvenes kosovares, albaneses y servios tratando de conjugar la enseñanza de elementos como la educación para la salud o la educación cívico con lo lúdico y con la reconstrucción de los lazos de convivencia.

4. El trabajo de colaboración entre PSF Madrid y PSF Argentina y la intervención de esta última organización en las recientes inundaciones de la provincia de Santa Fe en Argentina

5. La cooperación en la elaboración de un programa de prevención del VIH- SIDA, las drogodependencias y el aprendizaje de hábitos saludables en los campos de refugiados chechenos de Ingusetia trabajando muy especialmente con los niños

4. CONCLUSIONES Y EJES DE REFLEXIÓN SOBRE LA INTERVENCIÓN PSICOSOCIAL EN CATASTROFES A PARTIR DE LA EXPERIENCIA DE PSICÓLOGOS SIN FRONTERAS

1. La necesidad inexcusable de adaptar nuestras intervenciones al contexto cultural, político, económico y social ( Martín Beristain,1999) Toda intervención debe partir de una contextualización cultural, histórica, social o política de lo acontecido, de las respuestas que pueden producirse y de las intervenciones que pretendemos desarrollar ya que no hay modelos universalmente validos ni de expresión ante el evento traumático ni de respuesta ante el mismo. Todo lo cual nos lleva también a la necesidad inexcusable de conocer para comprender lo que ocurre y de contar en primera persona con los implicados, sus líderes y sus comunidades para tratar de colaborar en la elaboración de las respuestas Por tanto resulta vital el conocimiento previo del máximo de claves culturales, sociales y políticas, así como de las formas de vida y expresión. Así mismo, resulta clave también, tener la flexibilidad suficiente para observar atentamente y cambiar sobre la marchaposibles esquemas preconcebidos que pueden ser validos en un contexto pero que no lo son en otro. La flexibilidad debe constituirse en un eje fundamental de las intervenciones a desarrollar9 Por último, no hay que olvidar las circunstancias históricas del evento, y las circunstancias económicas y políticas en las que enmarcar el mismo, especialmente claro en intervenciones de carácter humanitario. La intervención con individuos o poblaciones de una cultura diferente a la nuestra reviste una gran complejidad (Llorente, 2002) no todas las culturas expresan igual sus reacciones a acontecimientos traumáticos10.

2. La necesidad de actuar con independencia y al tiempo en coordinación con las estructuras estatales y políticas. Con frecuencia, se producen dilemas éticos y situaciones complejas en este contexto, así por ejemplo cabe recordar como en El Salvador se trato de minimizar el reconocimiento de los hechos o como en otras circunstancias se trata de distribuir la ayuda humanitaria o de personal según intereses no relacionados directamente con las necesidades objetivas de la catástrofe sino con variables externas y subjetivas como la pertenencia o no de un determinado grupo de afectados a un partido político, o la utilización de la ayuda humanitaria dentro de una estrategia de guerra o represión con respecto a determinado grupo de población. Es necesario introducir la ética como guía de nuestras intervenciones y ser conscientes de que las mismas llevaran en muchos casos unido un componente de dilema organizacional y personal importante. Todo lo cual no quita que sea absolutamente necesario coordinarse estrechamente con las autoridades gubernamentales y los gestores oficiales de la respuesta a la situación catastrófica. La ambigüedad de las situaciones en que se desarrolla la ayuda humanitaria está llevando a desafíos y dilemas éticos crecientes. Los dilemas que en las situaciones concretas se les plantean a los cooperantes son parte de los que enfrentan las organizaciones humanitarias y tienen también un carácter político (Martín Beristain, 1999). A pesar de esto, existe un pensamiento light en el aire humanitario (Prunier, 1993) que lleva a pensar en términos de acción puntual, neutra o sin consecuencias mas allá de la relación de ayuda. Las organizaciones o trabajadores de la ayuda humanitaria que tengan poca capacidad crítica de su propia realidad corren el riesgo de ser poco conscientes de su acción y la influencia de la ayuda humanitaria en el contexto y para la población afectada. Martín Beristain (1999) en su excelente trabajo “Reconstruir el tejido social. Un enfoque crítico de la ayuda humanitaria” nos sitúa algunos de estos dilemas éticos que conlleva la intervención humanitaria (normalmente en lo que se refiere a las intervenciones en catástrofes humanitarias pero también se produce en catástrofes naturales):

• Las posibilidades de convertirse en cómplices de atrocidades al permanecer en un lugar o de lo contrario abandonar a las poblaciones más necesitadas; dar o no testimonio de atrocidades comprobadas con el riesgo de tener que renunciar a la acción.

• La confusión con lo militar y lo político. Lo humanitario es cada vez más utilizado como excusa de la guerra o búsqueda de legitimación. En Somalia, la justificación de la protección a ONG sirvió para enmascarar objetivos políticos y esta confusión acrecentó la inseguridad y redujo el espacio de trabajo (Jean, 1993).

• Participar en iniciativas de ayuda humanitaria controlada por intereses de partes en conflicto como una forma de legitimar su acción en la guerra (Sanahuja, 2001).

• Intensificar la ayuda humanitaria cuando ésta permite a los Estados escabullirse de la acción política que resuelva los problemas o situaciones de conflicto político.

• Que se utilice como apaga fuegos de los efectos producidos por las políticas estatales o internacionales -por ejemplo en el caso del impacto de las políticas de desarrollo en el caso de Somalia que contribuyeron a la hambruna (Chousskosky, 1993)-, o servir a los Estados como una forma de protección a su inercia política al tranquilizar la sensibilidad altruista y pacífica de sus ciudadanos (Hermet, 1993).

• Poner delante las necesidades de seguridad de la organización que las necesidades de protección de lagente, obviando la discusión sobre las implicaciones de las políticas de las agencias e instituciones en la situación de los afectados.

• Mantener la independencia o adaptarse a las formas de control creciente por parte de los gobiernos que quieren desarrollar su propia política comercial o de seguridad utilizando la ayuda humanitaria como un instrumento de control, limitando la participación de las organizaciones más críticas.

3. Trabajar con la comunidad y en la comunidad. Nuestro trabajo es tratar de nos ser necesarios, tratar de servir de catalizadores y activadores de los recursos comunitarios o de apoyo social preexistentes para que los mismos den respuesta a la situación de catástrofe de manera natural, sencilla y mucho más efectiva que la mejor intervención desarrollada por el mejor psicólogo existente

4. La catástrofe humanitaria o natural y sus efectos perduran mucho mas allá de los efectos mediáticos, los momentos de intervención deben extenderse tanto antes como después de la misma, debe mantenerse la tensión y desarrollar programas de intervención que busquen la reconstrucción a medio- largo plazo.

5. No hay que olvidar en ningún momento que la mayoría de las catástrofes suelen relacionarse ampliamente con las situaciones de Pobreza: ninguna catástrofe es solo una catástrofe. Un terremoto de igual intensidad en la escala Richter puede tener consecuencias opuestas allá donde se produzca, así si se produce en una zona de casas mal construidas y mal planificadas, de comunidades pobres, causará devastación y muerte, una autentica situación de catástrofe, pero si lo hace en una zona con buenos y robustos edificios, bien planificados, puede ser simplemente un susto (recordemos el caso del propio terremoto de El Salvador del 2001). Las catástrofes naturales suelen afectar especialmente a los más pobres. Como señala Cesar San Juan (2001): las catástrofes naturales parecen multiplicarse, pero la cuestión clave es que somos 6.000 millones de personas las que vivimos en este planeta, cuyas cuatro quintas partes viven en una situación de gran precariedad. Son éstas las víctimas de las inclemencias climáticas, por lo que podríamos decir que un terremoto no sólo es una catástrofe natural en cuanto que afecta a la población más vulnerable.

6. Actuar local y pensar global. Intervenir con personas en ayuda humanitaria como por ejemplo en una situación bélica o post- bélica no supone en ningún caso legitimar la acción armada, poner tiritas no es compartir una situación desigual ampliamente criticable.

7. Debemos tratar de fomentar la solidaridad siendo conscientes de que la voluntad no basta (el ejemplo de Biescas se nos antoja especialmente significativo en este contexto) podemos ayudar pero no solo a través de la buena voluntad, necesitamos entrenamiento sabiendo cuando, como y sobre todo que hacer (Puertas, 2000).

8. No patologizar, no traspasar nuestras propias ansiedades y miedos o interpretar todo de acuerdo a nuestras “gafas” de patología. No debemos intervenir solo desde una óptica individual las intervenciones deben ser “café con leche”, psicosociales, psicológicas y colectivas. Digamos con Martín Beristain (1999) una vez más que resulta absolutamente necesario en la actualidad definir modelos de integración entre el enfoque clínico individual y el psicosocial y comunitario, en el convencimiento de que ambos son necesarios, buscando métodos de articulación basados en una perspectiva integral de la persona, que supere los esquemas de screening basados en criterios psicométricos de presencia o ausencia de síntomas considerados patognomónicos.

9. No debemos caer en magnificar figura del psicólogo y sus efectos casi míticos, hay que combatir también la victimización secundaria que se produce en las victimas si se estigmatizan por recibir intervención por parte del psicólogo. Debemos ajustar las expectativas que genere la intervención psicológica a lo que realmente podemos aportar “No podemos contribuir a la ingenua creencia de que al haber perdido a alguien tan querido como puede ser un hijo, el psicólogo es imprescindible... para los profesionales de la psicología y para la sociedad en general, puede ser una errática confusión creer que el psicólogo, por el hecho de serlo, va a aminorar el dolor o la angustia de los afectados y que es una figura necesario, casi mágica para frenar ataques de nervios, o ahuyentar psicopatologías traumáticas. No debemos crear falsas necesidades ni falsas expectativas” (Puertas, 2000) “Resulta bochornoso para nuestra profesión ver como una familia que ha sufrido la perdida de un hijo esta escoltada literalmente por dos voluntarios del apoyo psicológico, uno a un lado con un paquete de klinex y al otro lado el otro con una botella de agua, sobre todo cuando se trata de una situación en que existe el suficiente apoyo familiar y social para cubrir la necesidad de apoyo psicológico que pueden tener los miembros de esta familia... ¿no se estará sobre dimensionando la necesidad de apoyo psicológico externo? ¿no estaremos haciendo a la víctima más víctima?... al legitimar el rol de psicólogo en la catástrofe creamos un nuevo mito sobre el comportamiento de la población ante situaciones de catástrofe; toda persona que viva una catástrofe va a traumatizar y por tanto no va a responder adecuadamente a la situación, la experiencia demuestra lo contrario... ¿es el familiar el que necesita nuestra presencia o la autoridad para curarse en salud y atenuar su nivel de ansiedad ante manifestaciones emocionales de dolor? (Gutiérrez, 2001)

10. Es de vital importancia trabajar con los intervinientes empezando por los propios psicólogos que pretenden intervenir. Esta intervención debe partir de una correcta selección de los intervinientes, una extensa formación y capacitación de los mismos y una correcta asimilación de las intervenciones desarrolladas (debriefing posterior a la intervención) La voluntad no basta y a veces la misma es más contraproducente que útil. Puede señalarse como por ejemplo en Kosovo se produjeron crisis y trastornos patológicos manifestados por los intervinientes que tuvieron que ser evacuados por el ejercito. En este sentido y especialmente en el terreno de la intervención internacional resulta necesario recalcar que la vuelta de la intervención presenta algunas dificultades añadidas como:

• La dificultad de reintegración (trabajo, amigos, etc.)

• La necesidad de compartir experiencias y no sentir que el resto las entiende

• La banalidad y el etnocentrismo

• El peligro de autovictimización o sobre valoración personal

• La recuperación del sentido de la acción cotidiana Además el cooperante suele estar en una cultura diferente, sin sus instrumentos de apoyo social ni sus recursos de afrontamiento social, descontextualizado.

11. Importancia de traspasar conocimientos y esfuerzos del contexto nacional al internacional

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1 definidas estas como desastres masivos o acontecimientos que tiene amplias consecuencias para un número elevado de personas y en el que necesitamos movilizar una amplia gama de recursos variados cuya disponibilidad puede haber sido afectada por el desastre. (Sánchez y Fouce,

2 el estrés postraumático solo afectaría a entre un 12% o un 15% de la población total que se ve envuelta en este tipo de eventos (Puertas, 2002); sería muy escasa la escasa proporción de personas que, tras experimentar una situación traumática, desarrollan algún cuadro psiquiátrico grave o clínicamente significativo (Berren y otros, 1989; Guardia y otros, 1991).)

3 visión predominante en la primera mitad del siglo XX a la hora de analizar los conflictos bélicos mundiales y que establecido el mito de la irracionalidad de los comportamientos de la población inmersa en situación de catástrofe; visión muy marcada así mismo por las influyentes teorías de la psicología de masas de Lebon

4 el pánico o ataque de pánico definido como comportamiento irracional producido por un miedo irrefrenable que lleva a la paralización o a la huida alocada del individuo solo afectaría a un 3% de la población y al principio de la emergencia, pasando a ser cercano a 0% pasados los primeros momentos (DGPC,2002);

5 De acuerdo con el modelo clásico del estrés de Doherwerd (1978) modificado y adaptado para el contexto de las catástrofes por Fouce y Sánchez, (2002)

6 A estas seis organizaciones habría que unir Psicólogos sin Fronteras Argentina que no se incluye para no complicar o entorpecer la exposición a desarrollar

7 Bajo el impulso del grupo de trabajo formado por la Dirección General de Protección civil, los cursos de formación desarrollados a partir de su trabajo, los manuales operativos e incluso y más allá el reconocimiento explicito de la intervención Psicosocial en catástrofes en la legislación vigente, con la creación de las unidades de intervención Ley 2/1985 de Protección civil y Real Decreto 407/ 1992).

8 Ambas intervenciones pueden consultarse en los magníficos textos del profesor San Juan en el libro “Catástrofes y ayuda de emergencias” (2001) o de manera más breve en su texto “Intervención psicosocial en catástrofes: una perspectiva transcultural” (2002)

9 Por ejemplo, en la intervención desarrollada por San Juan (2002) en Bolivia, se desarrolló un acto de reconciliación con la tierra ya que los afectados interpretaban lo acontecido como un castigo de la misma para con ellos, en la intervención desarrollada en los terremotos de El Salvador también se trabajo en la interpretación diferente a la extendida entre los afectados de que el terremoto supusiese el anuncio del fin del mundo

10 Llorente, (2002) nos relata el ejemplo de una atención que desarrollo a una. familia Suiza de cultura alemana que tras accidente de trafico pierden hijo: su actitud de afrontamiento podría calificarse de digna entereza con contención estricta de las expresiones emocionales, preguntados sobre este particular, la familia explico que en su cultura la expresión de las emociones se considera que debe restringirse al ámbito de lo mas estrictamente privado

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BIBLIOGRAFÍA

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