Antecedentes*
Introducción
Como integrante del Proyecto: Política Educativa y Trabajo Docente: “Malestar Docente” presentado para el Postgrado en Investigación Educativa organizado por CTERA, AGMER, la Escuela Marina Vilte y la Universidad Nacional del Comahue, he desarrollado la investigación previa correspondiente a los antecedentes del problema. A estos antecedentes le he adjuntado la sistematización de mi propia práctica como docente, para enriquecer el trabajo (HVL). El stress laboral es producido por el desgaste y agotamiento mental (acompañado de sintomatología) que el trabajador padece a raíz de sus interacciones con un ambiente de trabajo donde las demandas exceden los recursos individuales. Un prolongado y creciente stress laboral puede dar lugar al sobre todo en las llamadas profesiones de servicios. Ante el aumento de docentes con trastornos de salud y de stress, ansiedad, depresión etc. y habiendo estado en una situación parecida he decidido llevar a cabo esta investigación esperando completarla para que se conozca la dramática realidad sobre las condiciones de Trabajo Docente y Salud Laboral .El valor de nuestras prácticas en educación y en salud se construye en lo cotidiano, desde lo histórico social y a partir del lazo social, por eso dentro de las propuestas de este trabajo está el encuentro con el otro que nos expone al reconocimiento de lo nuevo y de lo diferente. Recorrido de antecedentes. Primero haremos un “recorrido” de antecedentes mencionados en una investigación sobre el afrontamiento de Stress Laboral y el Síndrome del burnout. Esta investigación pertenece a Eloísa Guerreo Barona de la Universidad de Extremadura (España) publicada en la OIE Revista Iberoamericana de Educación. Año 2000. Comienza la autora diciendo que burnout es un término en el que uno está exhausto hasta perder la ilusión por el trabajo. En primer lugar se analizó la interdisciplinaridad de la problemática docente, Ciencias de la Educación, Sociología y Psicología, dentro de esta última, se profundizó en los enfoques procedentes de la Psicología dinámica, de la Psicología de la Salud, y Organizacional, siendo ésta última la que según su opinión mejor sistematiza el stress laboral u ocupacional. En segundo lugar se abordó el desgaste psíquico laboral o síndrome del burnout. Llevaron a cabo la delimitación conceptual del término comparando stress ansiedad y depresión. También se trataron las relaciones y críticas terminológicas del término, las perspectivas desde las que se ha estudiado, la sintomatología característica, el proceso de su desarrollo, y por último, los distintos instrumentos empleados para su medición y evaluación (Guerrero 1998). Aunque no existe una definición unánimemente aceptada sobre burnout, si parece haber consenso en que se trata de una respuesta al stress laboral crónico, una experiencia subjetiva que engloba sentimientos, actitudes con implicaciones nocivas para la persona y la organización. Gil - Monte y Peiró (1997) han afirmado que el síndrome del quemado puede estudiarse desde dos perspectivas, clínica y psicosocial. La perspectiva clínica asume el burnout como un estado (concepción estática) al que llega el sujeto como consecuencia del stress laboral, y la psicosocial, lo define como un proceso con una serie de etapas que se generan por interacción de las características personales y del entorno laboral. Desde una perspectiva clínica, Freudenberger (1974) emplea, por primera vez el término burnout para describir un conjunto de síntomas físicos sufridos por el personal sanitario como resultado de las condiciones de trabajo. Según este autor es típico de las profesiones de servicios de ayuda y se caracteriza por un estado de agotamiento como
* El componente “antecedentes” estuvo desarrollado por la Profesora María Del Carmen Rubano, y fue publicado como tesina individual en el Capítulo IV del Libro: Cardelli J., Datri E., Duhalde M. (comps), Docentes que hacen Investigación Educativa, Tomo 1, coedición Miño y Dávila editores, Escuela Marina Vilte de CTERA, Univ. Nac. del Comahue, Bs. As, 2002.
consecuencia de trabajar intensamente sin tomar en consideración las propias necesidades. Este enfoque defiende que burnout aparece más frecuentemente en los profesionales más comprometidos en los que trabajan más intensamente ante la presión y demandas de trabajo poniendo en segundo término sus intereses. Se trata de una relación inadecuada entre profesionales, excesivamente celosos de su trabajo y clientes excesivamente necesitados, una respuesta del profesional asistencial al realizar un sobreesfuerzo. En esta misma línea Fisher (1983) consideró al burnout como un estado resultante del trauma narcisista que conllevaba una disminución en la autoestima de los sujetos, mientras que Pines y Aronson (1988) lo conceptualizaban como un estado en el que se combinan fatiga emocional, física y mental, sentimientos de impotencia e inutilidad y baja autoestima, acompañado de un conjunto de síntomas que incluían vacío físico, sentimiento de desamparo y desesperanza, desilusión, y desarrollo de un autoconcepto y una actitud negativa hacia el trabajo y hacia la vida misma. En su forma más extrema, el burnout representa, un punto de ruptura más allá del cual la capacidad de enfrentarse con el ambiente resulta severamente disminuida y es especialmente duro para personas entusiastas e idealistas. Esta imagen del profesional como héroe trágico, víctima de su propio celo e idealismo, que paga un elevado precio por su alto rendimiento, fue la primera aproximación a este fenómeno, pero no se ajusta al modelo que actualmente se acepta (Manassero y Col, 1994). Desde una perspectiva psicosocial, la mayoría de sus adeptos aceptan hoy la definición de burnout elaborada por Maslach y Jackson (1986) quienes lo consideran como una respuesta principalmente emocional, situando los factores laborales y los organizacionales como condicionantes y antecedentes. Los estudios de Maslach y Jackson (1981,1985,1986) defienden que burnout es un síndrome tridimensional que se desarrolla en aquellos profesionales cuyo objeto de trabajo son personas y añaden tres dimensiones características. La primera es el agotamiento emocional que se define como cansancio y fatiga que puede manifestarse física y psíquicamente o como una combinación de ambos. Es la sensación de no poder dar más de sí mismo a los demás. Despersonalización es la segunda dimensión y se entiende como el desarrollo de sentimientos, actitudes, y respuestas negativas distantes, frías hacia otras personas, especialmente hacia los beneficiarios del propio trabajo. Se acompaña de un incremento en la irritabilidad y una pérdida de motivación hacia sí mismo. El profesional trata de distanciarse no sólo de las personas destinatarias de su trabajo sino también de los miembros del equipo con los que trabaja, mostrándose cínico, irritable, irónico; e incluso utilizando a veces etiquetas despectivas para aludir a los usuarios y tratando de hacerlos culpables de sus frustraciones y descenso del rendimiento laboral. Junto a estas dos dimensiones aparece una tercera, consistente en un sentimiento de bajo logro o realización profesional y/o personal y que surge cuando se verifica que las demandas que se le hacen, exceden su capacidad para atenderlas de forma competente. Supone respuestas negativas para uno mismo y hacia su trabajo, evitación de las relaciones personales y profesionales, bajo rendimiento laboral, incapacidad para soportar la presión y una baja autoestima. Como consecuencia: la impuntualidad, la abundancia de interrupciones, la evitación del trabajo el ausentismo y el abandono de la profesión, son síntomas habituales y típicos de esta patología laboral. En opinión de Alvarez y Fernández (1991) el bajo logro, puede también, estar encubierto por una sensación paradójica de omnipotencia Algunos autores discrepan de los supuestos planteados por Maslasch y Jackson (1981) entre los que se encuentran Price y Murphy, (1984), Farber (1985,1991) Golembieski y Col (1991) Leiter y Maslach (1988) y Gil Monte Peiró (1997) Gil Monte y Peiró (1997) han constatado que el síndrome de quemarse en el trabajo queda establecido como una respuesta al stress laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por una vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. En cuanto a los síntomas diversos autores (Maslach y Pines1997; Cherniss, 1980 y Maslach, 1982) revelan que se pueden agrupar en cuatro áreas sintomatológicas: la primera abarca síntomas psicosomáticos, síntomas conductuales, manifestaciones emocionales, como el tercer grupo sintomatológico y los síntomas defensivos que aluden a la negación emocional.
Cherniss (1992) ha realizado un análisis cualitativo y longitudinal de la evolución de algunos rasgos ligados al burnout controlando las variables estabilidad profesional, percepción u opinión de los receptores de los servicios, y flexibilidad en la intervención profesional desde su iniciación en la profesión hasta doce años después. Al principio de la carrera no encontraron diferencias significativas en burnout ni en la satisfacción profesional ni en las actitudes hacia los clientes; los sujetos que puntuaron alto en burnout al finalizar su primer año de prácticas eran también más flexibles con sus clientes 10 años más tarde y experimentaban mayor estabilidad en su profesión. Estos resultados indican que, o bien los individuos que experimentaron niveles elevados de burnout al principio de la carrera eran personas que tendían a evitar cambios en su trabajo para prevenir posibles experiencias negativas. Después de haber señalado todo el conjunto de manifestaciones características de esta patología laboral, se justifica que en la literatura especializada se hable, indiferenciadamente de burnout, síndrome de burnout, de desgaste psíquico; o más coloquialmente de quemarse en el trabajo. Han surgido varios modelos procesuales, desde los adeptos de la perspectiva psicosocial que tratan de explicar el desarrollo de este proceso. Lo modelos etiológicos explicativos del síndrome siguiendo a Gil Monte y Peiró (1997) han quedado estructurados en tres grandes teorías: sociocognitiva, teoría del intercambio social y la teoría organizacional que a su vez engloban los modelos de Spaniol y Caputo (1979); Harrison (1980-1983); Cherniss (1980); Edelwich y Brodsky (1980) Goel Mbiewsky, Munzenrider y Carter (1983); Pines y Aronson (1988); Starnam y Miller (1982); Cox, Kuk, y Leiter (1993) y Winnubst (1993). En lo referente al Afro (que emplea para medir el síndrome de burnout y por último), la escala de evaluación de técnicas de afrontamiento de Carver Et al, o C.O.P.E (1988) que valora los distintos modos de afrontamiento al stress. El cuestionario sociodemográfico, laboral, y motivacional, engloba aspectos biológicos y sociales; laborales; y otros de carácter más cognitivo y motivacionales. Afrontamiento al stress docente, se ha constatado que la literatura encontrada abarca varias aproximaciones teóricas y diferentes clasificaciones sobre estrategias de afrontamiento al stress. La segunda parte de la investigación corresponde al estudio empírico. El aspecto metodológico comprende los objetivos, las hipótesis, el procedimiento, la obtención de la muestra, los instrumentos de evaluación y el tratamiento estadístico efectuado. El procedimiento para la obtención de la muestra consistió en enviar a los profesores a través de correo interno, los instrumentos de evaluación. La muestra quedó formada por 47 profesores obteniéndose un promedio de participación del 26%. Los instrumentos de evaluación costaron de una batería de cuestionarios que englobaban: un cuestionario sociodemográfico, laboral y motivacional de elaboración propia, el Inventario de burnout de Maslasch o M.B.I. lo empleamos para evaluar las tres dimensiones del síndrome: agotamiento emocional, despersonalización, y logro personal. En cuanto al tratamiento estadístico, procedieron a realizar estadísticas descriptivas, y de contraste entre las variables sociodemográficas, laborales, motivacionales, y las tres dimensiones del MBI y las 15 sub-escalas de COPE. La variables categóricas aparecen en tablas de contingencia, distribuciones de frecuencias y se expresan gráficamente. Las cuantitativas fueron tratadas mediante estadística descriptiva. El análisis inferencial, se efectúa en función de las variables a tratar y de los grupos de contraste y para esto utilizaron las pruebas de T-student, Ji-cuadrado y análisis de varianza o ANOVA. Para comparar la potencia predictiva de las distintas variables predictorias respecto de los criterios, la estadística se completa con un análisis de regresión múltiple y con la técnica “stepwise” o regresión por pasos. Atendiendo a una interpretación globalizada de grado de burnout (alto- medio- bajo-) las puntuaciones que presentan los docentes de la UEX se situaron en un grado medio. Al comparar los resultados con muestras de profesores americanos y españoles de otros niveles educativos, los resultados son similares. El profesorado de la muestra está más agotado emocionalmente que desperzonalizado. En cuanto al análisis de patrones habiéndose caracterizado en 5 niveles de burnout, los resultados indicaron que el 41% estaba casi exento de burnout, el 42% presentaba niveles preocupantes y un 17% presentaba un grado moderado. Los resultados muestrales de la Escala de COPE pusieron de manifiesto que las 5
estrategias de afrontamiento que más frecuentemente emplean los profesores de la UEX son: Planificación, reinterpretación positiva, afrontamiento activo, búsqueda de apoyo instrumental y búsqueda de apoyo social, estrategias centradas en el problema y en la búsqueda de soluciones; las menos utilizadas fueron consumo de drogas, alcohol, negación, desconexión. Los resultados y las conclusiones obtenidas, corroboraron que en el síndrome del burnout, están implicados factores que van desde los personales al contexto del trabajo y la organización pasando por aquellos que están relacionados con la formación profesional. En cuanto a la relación entre afrontamiento al stress y burnout se confirmó que el empleo de las estrategias de control o centradas en el problema previene el desarrollo del síndrome y que el empleo de estrategias de evitación, de escape, y centradas en la emoción facilita la aparición. Como conclusión se proponen estrategias de intervención y afrontamiento del burnout. Se proponen dos tipos de programas de intervención: individuales y organizacionales: se dividieron en 2 los programas y técnicas individuales: a) programas dirigidos a adquisición de estrategias instrumentales cuyo contenido comprende el entrenamiento en solución de problemas, en habilidades de comunicación, intervención para hablar en público, entrenamiento en habilidades sociales (asertividad) y en el manejo del tiempo. b) programas dirigidos a manejar emociones, que constan del entrenamiento en la expresión de emociones, el manejo de sentimientos de culpa y el entrenamiento en técnicas de relajación. En los programas individuales: técnicas cognitivas y autocontrol, actividades para aumentar la competencia profesional, y distanciamiento mental fuera de horario laboral. Conocer las condiciones ambientales, conductuales, fisiológicas y cognitivas que catalizan el stress y su afrontamiento ayuda a prevenir los efectos nocivos y que pudieran derivar en burnout. Estas condiciones son el apoyo social, la exposición a situaciones de carácter positivo, los recursos utilitarios, las condiciones fisiológicas y en general el estado de salud del sujeto. Existe evidencia empírica suficiente que asevera que una actitud optimista ayuda y actúa amortiguando el stress. Utilidad de lo fichado El fichaje sustantivo me ha aportado al conocimiento y a la identificación del síndrome para prevenirlo, afrontarlo de manera efectivas así, como paliar sus efectos sobre los profesionales de la enseñanza, los alumnos y sobre la propia institución. Me ha ayudado a comprender que el síndrome del burnout es una empresa colectiva y su comprensión, facilita el desarrollo de estrategias cooperativas más efectivas para aliviar el problema. En cuanto a la parte metodológica me aporto mucho el estudio longitudinal y de seguimiento, ya que en general se evalúa al profesional una sola vez, en una muestra única. Los estudios longitudinales nos proporcionan una información muy valiosa sobre el proceso de desarrollo y las sucesivas fases sintomatológicas del síndrome, al mismo tiempo que nos permite conocer las relaciones causales entre los diferentes factores personales, sociales y laborales con los que se encuentra vinculado. En el fichaje se explicita cómo se procedió metodológicamante, nosotros tomaremos lo que corresponda a nuestra lógica, pero debo decir que recién en este antecedente encontré lo que es el Inventario de burnout de Maslash o M.B.I. empleado para evaluar las tres dimensiones del síndrome. 01- 02-2001 En la página de Internet hhh//www.idg.es/iworldun artículo de piedad Bullón, fechado el 01-02 de 2001 titulado: “ Los maestros están quemados”. Argumenta la autora que los datos fríos dicen que en España hay más de 600.000 docentes y que 1 de cada 5 sufre trastornos de stress, ansiedad y depresión, tras las cifras se esconde una realidad dramática, más aún si cabe por el silencio que la rodea. Periódicamente aparecen en la prensa informaciones inquietantes sobre el problema. Síntomas conocidos, causas descritas a las que nadie parece hacer frente y tiempo que corre sobre los sufrientes maestros que, mal pagados, y desprestigiados aguantan como pueden y, por si fuera poco, a las tensiones clásicas se une ahora la puesta al día en herramientas tecnológicas que en sus balbuceos arrollan a los más con una sobrecarga de trabajo que ni se
reconoce ni se remunera. ¡cómo para no volverse tarumba!!! Por lo que clínicamente se conoce como síndrome de burnout (en castizo), estar quemados, cuyos síntomas describe R. Capilla Pueyo. Afectados en la revista Janosdb.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista-jano.fulltext? pident=9224, los docentes de primaria y secundaria, los más vulnerables, son propensos a un agotamiento físico y psíquico que afecta su salud y la calidad de lo que enseñan. Los expertos hablan de que los horarios, la falta de medios para acometer las continuas reformas, el desprestigio social de la profesión, la feminización de la enseñanza y otras causas, como catalizadores de la explosión del fenómeno. Los datos oficiosos del Consejo Escolar del Estado son sólo eso. En la página web del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (www.ince.mec.es/eselemen/cap6-1.htm), tan exhaustiva como condescendiente con las autoridades, no aparece más que de pasada el asunto, sin estadísticas que avalen los simples juicios de valor. Es muy llamativo que en este estudio, donde abundan los datos extraídos de encuestas realizadas a los profesores, se desmenucen asuntos de menor importancia, que el de la salud de los docentes, que solo se enuncia y sobre el que no se pregunta a los interesados. “Da la impresión que la capacidad de educar en los hogares, fuera cada vez menor”, -opina en una ponencia (www.fe.ccoo.es/sallab/ponencia.htm) Rafael Villanueva, responsable de salud laboral de la federación de Enseñanza de Comisiones Obreras-. La familia tiene tendencia a descargar su responsabilidad y a sobrecargar la del docente. Conclusión: el profesor, está desorientado sobre su “rol”. A la pregunta sobre qué se espera de ellos, la respuesta suele ser todo. Pero no solo en España: Los docentes latinoamericanos, en un documento sobre Trabajo docente y Salud Laboral, (www.vcn.bc.ca/idea/martinez.html), realizado por la Red Social para la Educación Pública en las Américas, SEPA, exponen, la preocupación por la salud mental de los maestros, inscripta en un contexto mucho más deteriorado que el español. No obstante sus páginas, son de obligada lectura tanto por los afectados por el síndrome del burnout como por aquellos que estén preocupados por el desmantelamiento de la escuela pública. Un documento que no sólo analiza, también aporta soluciones, muy en la línea beligerante y activa de quienes todavía apuestan sin desmayo por la necesidad de una educación de calidad para todos. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (www.ilo.int) el 27% de los educadores de Estados Unidos, tiene problemas crónicos de salud debido a su empleo, otro 40% toma medicamentos para reducir los perniciosos efectos de enfrentarse a un aula que responde y a un padre que pregunta, y en Alemania, uno de cada dos educadores corre el riesgo de sufrir un ataque cardíaco. Las soluciones que se plantean como bajar el número de alumnos por clase, intentar buscar un tipo de trabajo menos estresante a partir de los 55 años, y, en España, hacer cumplir lo estipulado en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: Asuntos todos ellos que se inscriben las más de las veces en meras declaraciones tras 4 años de la promulgación de dicha ley, las enfermedades laborales de los profesores no están reconocidas como tales. Julio Cabero y varios profesores de la Universidad de Sevilla (“Los medios de comunicación como creadores de imagen social”; “La imagen del profesorado y de la enseñanza en la prensa”, en: www.tecnologiaedu.us.es/revstaslibros/21htm) se adentran en un aspecto no por novedoso, menos evidente.
Para ellos, la de los docentes, es una profesión social contradictoria. Por una parte se la encuadra por debajo de una serie de profesiones y se les remunera conforme a ello, y por otra se les exige el dominio de un cúmulo de contenidos y de habilidades y destrezas no triviales para transferirlos a los estudiantes[...]. Una profesión no tanto con riesgos físicos sino psicológicos que ofrece pocos incentivos que supongan la evolución y motivación para la mejora profesional. Utilidad de lo fichado Me ofrece un panorama general de la Salud Docente relacionada con el trabajo en España, EEUU, Alemania, y Latinoamérica, presentando a la profesión con riesgos más psicológicos que físicos Lo fichado nos brinda la dirección de varias páginas de Internet con referencia a nuestro tema en las que buscaremos cuando desarrollemos nuestra investigación. He encontrado un vídeo que contiene un seminario dictado a docentes en la ciudad de
Paraná el 3 de Septiembre de 1994 para la preparación de una encuesta nacional sobre condiciones de trabajo y salud docente. Los disertantes, Dr. Jorge Cohen y la Lic. en Psicología Iris Valles, son investigadores de la Escuela Marina Vilte, CTERA, y son miembros del Centro de Interdisciplinario de Estudio e investigaciones Laborales de la UNR. Dice el Dr. Cohen que la enfermedad del maestro es un instrumento de la políticas de ajuste en la educación. Sobre la enfermedad del maestro comienza a pivotearse para introducir la reforma laboral con el objeto de precarizar el trabajo docente. La enfermedad empieza a disfrazar una cesantía encubierta en la docencia, (lo que se conoce bien es que está pasando en Santa Fe y Rosario) según las licencias deberán volver a trabajar o abandonar su lugar en vez de encontrarles un lugar para seguir trabajando a pesar de la dolencia que tienen. Se asiste a una ofensiva sobre los maestros con el tema de las licencias, se magnifican las cifras de las licencias, del ausentismo laboral de los maestros y sobre este caballito de batalla se presenta la necesidad de la reforma laboral. Se trata de descubrir al interior del trabajo docente cuáles son las causas que determinan esa a alta morbilidad de maestros que se enferman trabajando, para poder introducir modificaciones al interior del proceso educativo que prolonguen la vida laboral del docente que eviten el envejecimiento precoz y que preserven fundamentalmente la psiquis del maestro de semejante sufrimiento. El Ministerio de Educación dice que los maestros se enferman por falta de cultura sanitaria, no concurren a exámenes médicos periódicos, fuman, beben, no conocen su presión arterial etc. “culpabilización de la víctima”, esto está presente en nosotros, cada vez que tenemos que faltar lo hacemos con culpa. Los resultados de esta encuesta estarán dados por los propios maestros para que el conocimiento sirva para transformar la realidad. El primer acto de prevención es modificar las condiciones de trabajo para revertir la situación “conocer lo que nos pasa para transformar”. El maestro tiene que estar en el centro del proceso de investigación y desde ahí mirar el resto de los elementos que constituyen el trabajo docente. Siempre estamos preocupados por lo que le pasa al alumno y miramos esto como que no nos importara, sucede todo lo contrario, y se nos empiezan a romper los mecanismos de resistencia, lo que se conoce como ideología defensiva del trabajo, estos son nuestros riesgos, no nos vemos a nosotros mismos trabajando y nunca nos preguntamos cómo impacta esto en nuestra salud. De lo que se trata es de romper esta cuestión para ver qué nos está pasando. Eso requiere una sistematización del trabajo docente, una mirada desde el maestro en el centro y cómo se va configurando la escuela como centro laboral, siempre vemos a la escuela como centro pedagógico, como lugar de creación de conocimiento, como centro comunitario pero nunca como centro laboral. El objeto de nuestro trabajo es un sujeto. Desde la mirada de la salud del trabajador es un sujeto en plena transformación; el proceso de trabajo del maestro no empieza y termina en la escuela y el resultado es una carga laboral, una doble carga laboral, desde lo que nosotros percibimos qué pasa con el alumno y de lo que socialmente se nos está acusando. Se piensa desde el punto de vista teórico que en el análisis de qué es lo que sucede con el maestro es más importante ver la relación entre: ¿cuál es la valoración del maestro y cuál su autoevaluación?. Cuando hay una concordancia entre cómo la sociedad valora un trabajo y cuál es la imagen, la autovaloración que tiene el trabajador, el proceso de trabajo se transforma en un elemento de salud y de salud mental. Cuando esto no ocurre, cuando se produce una fractura entre cómo la sociedad ve al maestro y cómo el maestro se ve a sí mismo se abre la puerta para que aparezcan problemas de salud mental. Hay 4 elementos que van a determinar cómo se estructura la escuela como centro laboral 1. el sector del sistema en que se encuentra la escuela (público o privado); 2. el lugar en que está asentada la escuela y las características de los alumnos; 3. la formación y capacitación del maestro; 4. la historia de la institución escuela. Hay construidos perfiles de riesgos de cargas laborales, de lo que se trata es de
construir cuáles son los perfiles de cargas laborales y enfrentarlos con los perfiles de alteración de la salud y ver cómo es lo que se conoce como calidad de vida y ver que pasa en los momentos del no trabajo del maestro, cómo se recupera el maestro en el momento del no trabajo de la energía que gastó. La intuición es que el trabajo docente permea todo el ámbito de la vida familiar y social, y que en vez de recuperarse el docente se transforma en un ámbito de desgaste. En una investigación realizada en 1992, se dice que el 73% de los maestros concurren enfermos a trabajar y se relaciona con que los maestros soportan las enfermedades comunes y las de la profesión en su puesto de trabajo (presión desde el punto de vista psíquico). El presentismo se transforma en una carga mental porque uno está rogando no enfermarse (presión que nos obliga a trabajar). En cuanto a la percepción que tiene el maestro en la cuestión de su salud se encuentra que el maestro no percibe las cargas laborales como tales, el 74% dice que sufre la falta de materiales pedagógicos y deportivos, el 73% que tiene alumnos con padres desocupados, el 61% no tiene cooperación por parte de los padres, el 60% dice de la ausencia de especialistas en problemas de aprendizaje, el 50% sufre la falta de espacios verdes y patios inadecuados y por último dicen que les afecta “forzar la voz”. Perciben muchas condiciones sociales, institucionales, antes de que aparezca una causa que tiene que ver directamente con el maestro, el maestro vivencia más como carga laboral otras cuestiones que su propia patología. Perfil encontrado en Rosario: 42% resfríos frecuentes, 40% disfonía funcional, 31% disminución de la visión 1/4parte ciática- lumbago, 24% várices, 24% stress, - fatiga crónica, 17% reumatismo, 12% bronquitis crónica, hipertensión arterial, 10% depresión-neurosis, 7% diarrea crónica- asma. Esto ha ido diagnosticado por médicos, cuando se pregunta por síntomas la cosa empieza a cambiar. Y se tendrá que ver lo que se denomina stress, éste es el intermediario entre una situación que el sujeto no puede manejar y la expresión final de la enfermedad -el stress está presente en la hipertensión arterial, en la gastritis, en la aparición de cánceres, hay inmunodepresión, el stress es el punto de encuentro entre lo biológico y lo psicológico-. Se tiene un perfil general pero hay que tener un perfil diferencial por estratificaciones desde la concepción salud–enfermedad como proceso, y considerar el tema de la fatiga acumulada, residual, la que va predisponiendo a que aparezcan otras enfermedades. Cuando se produce esta fatiga hay una disminución de la sexualidad, astenia, insomnio, aparece una inercia, el maestro no tiene ganas de ir a la escuela se torna insensible al dolor, no va al médico, lo único que desea es dormir, toma somníferos, aparecen formas depresivas, descuido personal en su ropa, se aíslan socialmente, aparecen las adicciones a los psicofármacos, disminución intelectual, a los cuadros depresivos se le suma la agresión, los olvidos frecuentes accidentes etc. Se produce una fractura psíquica y una desconexión con la realidad y se termina abandonando el sistema. ¿Qué es lo que ha sucedido? El trabajo docente se ha transformado en empleo, se ha hecho una eufemización del trabajo, el trabajo se empieza a transformar en rutina. El maestro se encuentra solo sin apoyo de la institución y sin apoyo de la sociedad con el consecuente aumento de la morbilidad, enfermedad y abandono del sistema. De lo que se trata es de recuperar el proceso educativo, que el trabajo docente vuelva a ser lo que es en su esencia, que podamos dirigirlo sin trabas que impiden la creatividad del docente para tener mayores niveles de libertad en la docencia y salud en el docente. El propósito de esta encuesta es que sirva para poner en manos del propio maestro un instrumento que sea eficaz a la hora de ver las condiciones laborales, para reorganizar el tiempo de trabajo y el de descanso, la tarea pedagógica y la tarea social poner en relevancia el valor social del trabajo docente. La Licenciada Iris Valles toma la palabra diciendo que una cuestión muy conocida y que llama la atención son los índices tan altos en el campo de la Salud Mental en el trabajo docente y remarca que intentará transmitir a los docentes presentes una serie de parámetros sobre las formas de concebir el trabajo para ver si ellos pueden ir uniendo la cotidianidad de un docente con lo que termina como resultado producto final que es el alto índice de docentes perturbados en su salud mental, muchos de ellos en forma crónica. Habría que definir con claridad el concepto de trabajo no solo desde el punto de vista material sino también desde el subjetivo. El contenido más fuerte de esta categoría trabajo es la de producción para el intercambio y en ese intercambio hay en juego un valor que no es solo una mercancía. Es obvio la repercusión que va a tener en la Salud Mental de alguien la valoración de su trabajo lo que se representa a sí mismo y lo que le retorna como valor desde la sociedad. Habría que preguntarse qué es lo que realmente está produciendo el modelo neoliberal, y toma lo del trabajo de Deolidia Martínez cuando ella parte de definir la pedagogía como un saber y como una práctica; como práctica aquello que sostiene cotidianamente un maestro, como saber aquello que se porta y se produce en el seno de esa misma práctica, algo que se pierde es la cuestión de que en su encuentro con otro sujeto está produciendo conocimiento. Deolidia Martínez dice que lo que da identidad a un docente, es decir lo que lo identifica en su rasgo particular es la construcción de cada maestro y la comunidad así como es lo que le da contenido a este trabajo, la tecnocracia educativa le ha expropiado aquello que es lo fundante y esencial que es el hecho educativo mismo. Esto es lo que produce en la cotidianidad la devaluación del trabajo docente, la rutinización de la tarea, la burocratización etc. Se ha perdido aquello de lo que es saber enseñar y al mismo tiempo saber lo que se enseña, dos hechos simultáneos que sostiene el maestro como práctica histórica, esta producción de saber es o que el sistema viene devaluando, esto remata en una pérdida del control sobre su propio proceso de trabajo. Esta pérdida de no poder disponer de su producción, de las condiciones y de la recuperación del valor de esta producción constituye el remate en el proceso de flexibilización laboral y los criterios de “racionalidad”, criterios de producción. Lo que se selecciona es un consumidor o cliente, en esos términos se piensa a la población estudiante y finalmente al interior del maestro el criterio de competitividad como valor que va a dejar al maestro en la ubicación de lo individual intentando borrar toda las cuestiones que tengan que ver con los procesos colectivos, historias del sector y valores que tengan que ver con la solidaridad. Es necesario que haya una cierta distancia entre el sujeto y la función, no es lo mismo un maestro con sus características, con la historia de su sector, con las características de su escuela, regionales, que ser “el maestro” y esto en lo cotidiano se refleja fundamentalmente cuando las condiciones de trabajo van llevando a que el docente pierda cada vez más la noción de aquellos espacios que le son más propios como personas tanto dentro de la institución como en su ámbito familiar y social. Esto que se ordena como función es lo que desde el modelo de estado de sociedad se plantea como práctica docente. No es correcto superponer la persona a su función porque una persona trasciende esa función, ella es portadora de una historia colectiva que va más allá incluso de su rol específico de docente. Este modelo social hoy viene planteando un modelo de práctica educativa que suele estar a mucha distancia de lo que los maestros quieren o esperan. En lo cotidiano esto se nota en la tarea prescripta o formal y la real. La historia como sector ha ido definiendo lo que es el lugar del maestro. Hay ciertas representaciones sociales de lo que es el maestro. La representación hegemónica nos gana terreno -según muchas investigaciones en este oficio lo que está en juego es que la elección del mismo está sustentada en el campo del deseo, puesto en los niños, en el saber, en la comunidad, en la escuela...-. Hay que remarcar esto del deseo porque este es el énfasis que tiene en su origen. Cuando esto no se puede sostener ni siquiera aproximadamente, se explica el fuerte impacto en lo que es la expresión de la conflictiva en la Salud Mental de las personas. Siempre se ha hablado del rol docente como segunda mamá, apostolado, negando la definición de trabajador. Cuando este marco social está en franca crisis, disgregación social, ruptura de los lazos de solidaridad cada uno responde como puede el Ministerio de Educación maneja la sensación de la culpa, el maestro se encuentra aislado siente una sensación de impotencia, y muestran una cuota importante de sufrimiento y no pueden unirlo a sus condiciones de trabajo. Cuando no se puede sostener semejante sufrimiento muchas veces emerge un sector hiperactivo con una posición casi omnipotente de poder sostenerlo todo pero esto tiene un alto costo, a este compañero dinámico, se lo encuentra después con graves crisis subjetivas, en forma abrupta se quiebran, además por su modalidad de ser anterior no les permite tener una red que lo sostenga aún en su propia escuela, en general termina expulsado porque nadie sabe qué hacer con él. El otro camino puede ser el aislamiento e inhibición. Como defensa se plantea desimplicarse del trabajo “el hacer por el hacer”. Son aquellos que vacían de contenido su trabajo, los que aparentemente por un tiempo la pasan bien pero en realidad son los que sufren los impactos en los cuerpos o terminan con cuadros depresivos. Así se producen irrupciones de un malestar incontenible, no soportan a los alumnos, son irrumpidos patológicamente con la consecuente crisis de desorganización en su estructura psíquica. En vez de trabajar en el marco de ideales se está trabajando en el marco de imperativos, así como el Ministerio de Educación toma las cifras de los maestros enfermos simplemente para hacer una radiografía de los resultados, nosotros podríamos reconstruir, hacer un mapeo del trabajo de los docentes. Eso es lo que el Ministerio de Educación no hace, cada dato puede ser el mismo pero interpretado desde diferente ópticas. Utilidad de lo fichado Fichaje sustantivo y metodológico Me ha sido de utilidad para pensar nuestra investigación en el contexto de un Modelo Neoliberal con un marco social en franca crisis donde en la nueva oscuridad que propone el modelo hoy hegemónico, “los inocentes son los culpables” y no tienen “abogados ni testigos” que les den garantía de juicio justo, justicia social, empleo seguro. También para reflexionar sobre las posturas del Ministerio de Educación frente a la enfermedad del maestro, manejando el sentimiento de la culpa y la realidad que seguramente es la que presentan los resultados de la encuesta que se realizaría posteriormente ya que estarían dados por los propios maestros. Me ha dado elementos para trabajar desde la perspectiva de la prevención para modificar las condiciones del trabajo del docente donde el objeto de trabajo es un sujeto. También me es útil la concepción Salud - Enfermedad como proceso y la configuración de la escuela como centro laboral y el énfasis de estos investigadores puesto en descubrir al interior del Trabajo Docente cuáles son las causas que determinan la alta morbilidad de los docentes que se enferman; se trabaja con el objeto de introducir modificaciones al interior del proceso educativo. El interés en descubrir y construir perfiles de cargas laborales y enfrentarlos con los perfiles de alteración de la salud, calidad de vida, tiempo libre etc. me ha parecido sumamente valioso para ser considerado en nuestra investigación. Fichaje metodológico Me ha resultado muy novedoso la ubicación del maestro en el centro del proceso de investigación. El asesoramiento de profesionales dando las pautas metodológicas para tomar la encuesta y el enfoque interdisciplinario tomado. Todo esto llevado a cabo en la modalidad de taller participativo donde las docentes de diferentes ciudades y zonas rurales planteaban sus problemáticas. Aplicación de técnicas de tipo participativo. Luego de este vídeo de preparación para la encuesta he encontrado como otro antecedente la investigación realizada por el equipo responsable del área Salud de la Escuela Pedagógica Sindical Marina Vilte: Deolidia Martínez, Jorge Cohen e Iris Valles, participaron en ella los siguientes organismos de base: SUTEBA, ADEP, ADF, ATEN, AGMER, UTELP, UNTER, ATECH. El sufrimiento, la fatiga y diversas patologías de alta frecuencia de manifestación en maestros y profesores, tienen actualidad noseológica en unas pocas décadas atrás. Es en Europa del Este y del Oeste (Francia - Inglaterra) 1968-1977-1980, en donde desde los años 60 se realizan los primeros estudios de los que tenemos conocimiento como dato biográfico. También podemos remitirnos a investigaciones sobre escuelas como lugares de trabajo hechas en Buenos Aires 1990, en Rosario 1992-1993 y en Córdoba 1998-2000. En esta investigación se plantearon como objetivos interpretar la Salud - Enfermedad como un proceso dinámico en el cual todas las cargas laborales actúan simultáneamente sobre la corporeidad y la psiquis del trabajador generando un proceso de desgaste. Uno de los objetivos de esta investigación es tratar de poner de manifiesto, que detrás de la docencia existe un proceso de trabajo complejo, junto al estado edilicio de las escuelas, del cuál equivale a las condiciones y medio ambiente de trabajo y el magro salario, se integran aspectos
institucionales, pedagógicos científicos y una problemática social que forman parte del mismo y que se constituyen como exigencias y cargas laborales de fuerte impacto negativo para la salud. Dice esta investigación que en el trabajo docente podemos considerar tres elementos constitutivos: 1. la carga de trabajo; 2. la complejidad; 3. la responsabilidad. Para la recolección de datos se realizó una encuesta a partir de una muestra estadísticamente significativa, aleatoria y estratificada. Se tomó como unidad de observación la escuela y dentro de ella se encuestaron a todos los docentes presentes del establecimiento. Se calculó la muestra en base a una frecuencia esperada de 1,96 error aceptable de 003´ y un nivel de confianza entre 90 y 80% de acuerdo a cada provincia. En las provincias de Entre Ríos, Jujuy, San Juan Buenos Aires y Chubut la determinación de la muestra al igual que la capacitación de los encuestadores se realizó en talleres con delegados aplicando técnicas de tipo participativo. Una mirada de los datos en relación a las escuelas óptimas, aceptables, riesgosas, plantea la necesidad de profundizar el análisis en relación con la carga de trabajo, la responsabilidad y la complejidad ya que en las óptimas y aceptables hay un mayor compromiso de la corporeidad, en ellas debe acelerarse el ritmo de trabajo para cumplir con el curriculum y la supervisión es más flexible y se ponen mayores reparos. En las escuelas riesgosas llama la atención que existe un importante nivel de diferencia en la supervisión lo que lleva a pensar que el docente podría sentirse abandonado por los encargados de supervisar la tarea y colaborar. El entorno social que rodea las escuelas consideradas riesgosas potencia las cargas laborales. Prácticamente no existen diferencias importantes en los perfiles de alteración de la salud entre escuelas rurales y urbanas. En relación con el tiempo de trabajo la encuesta muestra que el docente tiene una jornada de trabajo interminable y a su vez el tiempo de descanso es impredecible. Los actores de la reforma curricular tienen que capacitarse teniendo un elevado nivel de fatiga y desgaste psíquico junto a su deterioro orgánico. Existe un elevado nivel de autoexigencia que le impone el presentismo como lo demuestra el elevado porcentaje de docentes que concurren enfermos a trabajar 79,5%. Los mecanismos de responsabilidad y vocacionales se demuestra en el hecho que para el 67,9% concurre a trabajar enfermo por otras causas que no son solamente monetarias. También considerando que predominan la mujeres tenemos un alto impacto en la problemática ginecológica. Un análisis de las licencias no puede escapar a dos elementos que son fundamentales para el trabajo docente. Los perfiles de desgaste y distribución por sexo, un 35% tomó licencia por maternidad y el 39,5% por familiar enfermo. De las causas de las licencias el mayor porcentaje corresponde a enfermedades comunes y si se correlaciona los datos que resfríos frecuentes es la enfermedad diagnosticada con mayor porcentaje y que las condiciones de las escuelas los facilitan se podrá acercar a un enfoque más realista de la problemática del ausentismo. El hecho de que solo el 1,9% de los encuestados se encontrara en tareas pasivas y que la encuesta no lograra captar las licencias por Salud Mental está hablando entre otras cuestiones que aquellos docentes que toman licencia por esta causa no vuelven a la escuela y que aún entre los docentes el tema de la enfermedad psíquica sigue considerándose como un tema del que es preferible no hablar. Lo principal queda demostrado en el altísimo porcentaje de maestros que van enfermos a trabajar y no son registrados desde el ausentismo. A su vez la relación entre stress; gastritis; neurosis; depresión; lumbalgia, trastornos ginecológicos etc. con concurrir enfermo a trabajar nos da una dimensión más real del desgaste y los caminos que llevan a la enfermedad (todas las patologías, mas de 85%). Utilidad de este antecedente Me permite conocer un perfil de alteraciones de la salud construido sobre la base de los síntomas más frecuentes e integrados como conjunto, nos muestra de una manera dinámica, los procesos de alteración y cambio en la salud que luego se manifiestan en una o más patologías revelando los mecanismos de desgaste a que están sometidos los trabajadores. Los perfiles a su vez al ser la expresión de lo que sucede en el colectivo de los trabajadores, me han aclarado el panorama para trabajar el tema ya que a raíz de esto he reflexionado que no son los factores individuales los determinantes en la causalidad de la enfermedad, sino que se trata de un patrón muy particular de desgaste - reproducción social, que es propio de un grupo específico de trabajadores o personas, (para mi investigación los docentes) y que se da en un momento histórico determinado. En cuanto a lo metodológico si bien aquí se hace una encuesta y se analizan los datos por medio de un sencillo programa: sistema informático encuesta CTERA (SIEC), el uso de este programa me ha permitido conocer no solo estadísticas básicas sino que ha permitido ubicar e identificar un establecimiento y recuperar el conjunto de sus características, de la misma manera que con el componente individual. Me será de utilidad en mi investigación, a pesar de que no tendrá una lógica cuantitativa, pero de acuerdo a los autores sostengo que no se trata de una discusión cuantitativa ya que se podría debatir sobre el porcentaje de maestros que tienen problemas en las cuerdas vocales, aparato digestivo o problemas psiquiátricos y donde encontraremos discrepancias, las diferencias cuantitativas son secundarias, las fundamentales son teóricas, reflejadas en el manejo de las variables; lo determinante es el sentido y la politicidad de la investigación, y esto es lo que trataré de aprovechar de este antecedente que ha sido llevado adelante por docentes, dirigentes sindicales, profesionales de la salud y el trabajo. Luego de esta encuesta he encontrado un libro titulado: “Salud y Trabajo Docente. Tramas del malestar en la escuela.” Ed. Kapelusz; Bs. As. 1997 que ha surgido por lo que leído de la encuesta nacional de CTERA. Sus autores son Deolidia Martínez, Iris Valles y Jorge Cohen. En el libro encontramos los conceptos y los datos ya registrados. En este libro los autores profundizan el tema de la escuela pública dentro del contexto de globalización y de las políticas del neoliberalismo. El malestar docente, sufrimiento y subjetividad están más desarrollados en este trabajo. La categoría malestar docente ha sido considerada como la más inclusiva para describir los efectos permanentes de carácter negativo que afectan a la personalidad del maestro, como resultado de las condiciones psicológicas y sociales en que se ejerce la docencia. José Manuel Esteve señala que se debe definir el malestar docente a partir de la explicación de indicadores e intenta establecer un modelo que permita comprender las relaciones funcionales entre los indicadores utilizados. Además propone estrategias destinadas a la reducción de estos efectos negativos. Distingue indicadores directos e indirectos. Los factores directos incluyen recursos materiales y condiciones de trabajo, violencia en las instituciones escolares, agotamiento docente y acumulación de exigencias sobre el maestro. Entre los indirectos: modificaciones en el rol del profesor y de los agentes tradicionales de socialización, función docente modificación del apoyo del contexto social y de los objetivos del sistema de enseñanza y avance de conocimientos. Malestar docente, es por lo tanto el término que ha podido nombrar el complejo proceso en el cual los maestros van expresando sus marcas subjetivas y corporales producidas en un proceso laboral soportado a costa de un importante desgaste y sufrimiento. Aquí se esclarece la preocupación por la expresión de ese malestar en el campo de la subjetividad, categoría que permitirá rastrear lo subjetivo como proceso que en forma simultánea se expresa en el nivel de lo singular (lo más propio). Y como fenómeno colectivo. Este plano singular y colectivo se constituye en una trama histórica que de acuerdo a su dinámica y condiciones reales, determina y posibilita un campo de subjetividad que delimita nuestros modos de existencia. Esta modulación de nuestras prácticas puede rastrearse en las representaciones que ha originado sobre el docente la política de atención a la salud, cuando el eje está puesto en el ausentismo .Esta estrategia en salud, sustentada en dispositivos burocráticas y sanciones represoras, producen el maestro vago, haragán y especulador, como formas que recubren el cansancio y el desgaste progresivo de nuestros maestros concretos.
A su vez, esto condiciona la búsqueda de respuestas a un problema que desde el vamos está mal definido. La política de atención a la salud basada en el control del ausentismo genera su propio objeto de intervención, el llamado maestro incumplidor, faltador, desinteresado y determina por lo tanto la búsqueda de respuestas en un modelo asistencialista con hegemonía médica . Freud ya alerta respecto a las fuentes del sufrimiento, reservando a las relaciones con otros seres humanos la característica de ser las más dolorosas. El trabajo ha devenido en una necesidad de sentirse útil y creativo para estar psicológicamente bien. El sujeto se valora positivamente cuando realiza tareas valiosas, que son reconocidas y valoradas por otros. Crece la autoestima por los objetos que produce o por los servicios que presta cuando éstos son ponderados. Los ideales internalizados (ideal del yo) permitirán una mayor armonía para el docente y por lo tanto bienestar psíquico, cuando sus acciones se acerquen a las exigencias de ese ideal. Este representa los valores y la normatividad del sector de la comunidad al que ese sujeto pertenece. Y esa armonía será regida por la significación social que las acciones realizadas poseen. Mencionando la encuesta se observa que para un 56,4% de los docentes, su trabajo es fundamental para la sociedad, mientras que hay un 2,8% que piensa que tiene escasa importancia social y algunos pocos piensan que es nula. Pero esta autovaloración tiene su contrapartida en que para los encuestados, el valor que la sociedad le asigna a su trabajo es mucho más bajo: el 7,1% dice que lo ven muy positivo, el 42% positivo, 23,5% negativo y el 3% muy negativo. Un 20% no sabe como valora la sociedad su trabajo. A esto se puede agregar que un docente cada cuatro piensa que su trabajo no es estimulante para su desarrollo personal y que en él no puede tomar decisiones. Uno de cada tres maestros siente que su trabajo no contribuye a su desarrollo, además hay sentimiento de frustración y de descalificación creciente debido a los condicionamiento que tiene la pérdida de autonomía en el proceso de trabajo es una situación analizada por muchos investigadores, en esta encuesta se detectó en el sentir de los protagonistas. Al abordar la identidad y función docente el alto índice de repetición y fracaso implican una disyuntiva muy problemática para el trabajador pues sentirá que está muy lejos del ideal, la sensación será de impotencia, y cuanto mayor sea el colapso vivido con más fuerza emergerá como síntoma la depresión o se protegerá de esto con una defensa maníaca. Cada maestro como persona no es una función; la función lo acota, lo encorseta. Una persona intercambia en variados ámbitos y de manera compleja. Por eso cuando sujeto y función se superponen al precio de subsumirlo totalmente, se produce un aplastamiento de la subjetividad. Se deberá pensar la función como parte de un proceso de construcción de identidad en términos de historicidad y como obra colectiva. La función de hacer de todo y ocuparse de todo, donde uno es el maestro y no un maestro se puede relevar en esta encuesta a partir de observar que el 27,3 5 de los docentes trabajan más de 30 horas semanales, dedican 20 horas semanales a tareas domésticas, el 24% tiene 2 cargos, el 41% trabaja 16 horas o más fuera de la escuela y su principal expectativa para el descanso es, en casi el 63% de los casos dormir. La identidad se construye entre dos dimensiones: lo subjetivo y lo social. Es por ello que la angustia emerge, frente a la magnitud del peligro real, o por ausencia de ligazones afectivas. Del mismo modo el pánico nace por aumento de un peligro que afecta todos o por el cese de ligazones afectivas que cohesionaban en este caso al conjunto de maestros. Cuando el malestar no se puede resolver mediante un mecanismo inconsciente, la sublimación o mecanismos creativos, se produce la formación de síntomas: ansiedad, irritabilidad, insomnio, contracturas, serán todos emergentes de una insatisfacción que, en la medida que se torne peligrosa por el crecimiento de la tensión, en el contexto de una situación que la vuelve impotente, devendrá en angustia. Esta puede jugar como señal de peligro; en sus inicios podrá ser una señal preventiva y anticipatoria en tanto conflicto suspendido en la angustia, se va ligando al formación de síntomas. Si las formas así derivadas fracasan, el aumento de la angustia mostrará la posibilidad de emergencia de la psiconeurosis como cuadro. Cuando no es posible la derivación sustitutiva en la forma de neurosis, el fracaso de esa posibilidad puede emerger por vías de más directo impacto en lo corporal. Si las mediaciones sintomáticas no son posibles o no son suficientes, aparecerá el conflicto puesto en lo real del cuerpo: como fenómeno psicosomático o lesiones de órganos. Estos procesos pueden tomar formas turbulentas, donde estas posibilidades se combinan, y en los puntos de mayor inestabilidad o fragilidad, puede emerger una crisis subjetiva o estado de urgencia. Estas crisis, que aparecen como desestabilización o desmoronamiento del docente pueden ser remitidas con una estrategia terapéutica adecuada, especialmente porque muchas de estas crisis, más allá de su fenomenología, no siempre expresan graves fallas en la filiación u organización previa (psicosis). La posibilidad estará dada por el tejido de una nueva red de amarre subjetivo con los recursos potenciales del docente. Estos tienen su primer ámbito de transmisión en lo familiar, pero luego se van construyendo en los referentes institucionales, soportes de socialización y en los adultos, especialmente en el ámbito laboral. De aquí podemos inferir la íntima relación entre las condiciones institucionales que alojan a un docente y el devenir de sus procesos de salud. Según el modo de inclusión del docente y su problemática, se podrá precipitar una crisis o, por el contrario se favorecerá la contención de ese docente que ya no da más. Las crisis suelen ser expulsadas con facilidad del circuito institucional, nadie quiere reconocer en ellas algo de lo que vive todos los días en su trabajo: inseguridad, ambivalencia, agotamiento, alta conflictividad por múltiples exigencias, incertidumbre de permanencia en el empleo, desvalorización etc. La aparición de los primeros síntomas suele tomarse como una debilidad individual . Cuando no se da más, la urgencia puede convertirse en un episodio de locura. La característica principal del estallido de la crisis es que no se reconoce en ella el complicado devenir cotidiano y las condiciones de existencia, que son sepultadas o coaguladas en la aparición de algo que se presenta como sin sentido. Un gran malestar se manifiesta en los docentes durante el trabajo en talleres institucionales sobre este tema. Es allí donde logran expresar la impotencia de ver expropiada una producción histórica en el marco de una reforma educativa inviable en la realidad cotidiana de la mayoría y que los excluye de una participación real y duradera. Frente a este modelo es importante estructurar niveles de sistematización de experiencias y organización entre pares (yo incluyo en estos antecedentes la sistematización de mi práctica). Los dispositivos institucionales deberán ser pensados en función de sostener todo aquello que permita tramitar las dificultades, lo que a su vez redundará en un mejor perfil de salud es en este marco donde los gremios tienen un gran potencial para desarrollar acciones de significativa eficacia si logran establecer al interior de sus organizaciones, para el manejo de conflictos colectivos, mecanismos resolutivos de participación en las decisiones y en la formación docente que hagan propuestas algo más que consignas progresistas, a partir de la representación que posibilita un mayor sentido de pertenencia y, por lo tanto, un fuerte eslabón en la identidad docente. En este texto también encontramos cómo se seleccionaron las variables para la construcción de un indicador de sufrimiento. De la constelación de síntomas que indaga la encuesta se han seleccionado cinco para construir el indicador de sufrimiento: Insomnio, pérdida de memoria, dolor de espalda, angustia, desinterés sexual. El criterio para la selección fue el siguiente: 1. Capacidad de diferenciación y especificidad dentro de los síntomas de la salud mental y mayor relación con el trabajo; 2. Capacidad de discriminación mayor en relación a sufrimiento; 3. Constitución de una intersección entre lo biológico y lo psíquico; 4. Valor simbólico del síntoma . En esta concepción de la salud enfermedad como proceso, el sufrimiento se constituye en un estado intermedio que va de la salud a la enfermedad, desde el síntoma percibido a la enfermedad diagnosticada y ubicada dentro de un síndrome o una entidad noseológica definida y clasificada clínicamente.
Los cinco síntomas seleccionados se encuentran en la población docente en los estadios iniciales de los cuadros, síndromes o alteraciones de la salud que han sido definidos en la salud laboral docente como fatiga crónica, malestar, o burnout, por diversos autores. De acuerdo con puntajes establecidos se distinguen los siguientes niveles de sufrimiento: sin sufrimiento 15,2%, síntomas incipientes 46,6%, sufrimiento moderado 12%, sufrimiento severo 2,6%, no contestó 23,6%. Al analizar distintos grupos de docentes, de acuerdo al grado de sufrimiento que declaran se observaron los siguientes perfiles: en primer lugar, comparando el grupo docente que presenta sufrimiento severo, permite observar que el perfil patológico de ese grupo presenta frecuencias muy superiores a las del perfil general (ver cuadro 6.2 - Pág.127-128). Al analizar el sufrimiento severo, en relación con las enfermedades diagnosticadas, se comprueba una alta correlación ya que en todas las patologías, quienes tienen sufrimiento severo se manifiestan superando el perfil patológico general. El grupo que hemos denominado “sufrimiento moderado” está por sobre el perfil patológico general y en una situación intermedia en relación con los que presentan sufrimiento severo y síntomas incipientes. Los que presentan síntomas incipientes son los que se aproximan al perfil patológico general, resultando en la mayoría de las patologías estudiadas que los docentes que no presentan sufrimiento, de acuerdo a este indicador, tienen frecuencias por debajo por debajo del perfil patológico general (ver cuadro 6.3 - Pág.128). Esta observación permite ubicar signos de un procedo de deterioro progresivo de la salud, en la medida que el sufrimiento se hace más perceptible, en cuanto es una sumatoria de síntomas asociados y se constituye en un factor Desde la perspectiva de la prevención y el monitoreo epidemiológico que desde aquí se impulsa, este indicador permite detectar los grupos de docentes con síntomas incipientes y junto con ellos implementar políticas de prevención. Utilidad de lo fichado El fichaje sustantivo ha sido un complemento y aclaración de lo registrado en el vídeo mencionado anteriormente y en la encuesta. Por este texto he comprendido mejor los conceptos de malestar docente, sufrimiento psíquico, angustia, pánico, burnout... La mayor riqueza la he encontrado en la claridad con que se expone este método de investigación, si bien nosotros usaremos la lógica cualitativa me parece que este tipo de investigación donde el docente ocupa el centro del escenario es novedosa, (lo habíamos registrado en el seminario de preparación para la encuesta). Esta metodología se toma desde la Psicología Laboral, el Psicoanálisis, la Epidemiología Crítica y la Medicina Laboral. El enfoque interdisciplinario para realizar este tipo de investigación es bastante nuevo en nuestro país tanto como lo es el abordaje del problema mismo. La metodología de la investigación se ha adaptado a las características del objeto, los investigadores exponen su ideología, este trabajo ha producido un nuevo saber y ha generado nuevas investigaciones teóricas y prácticas. Este libro me ha hecho comprender lo que significa la convergencia teórico metodológica en permanente construcción. La investigación hecha en Córdoba se titula: de las Condiciones de trabajo y de vida de los docentes cordobeses 1998/2000 (Ediciones La tiza -Unión de educadores de la provincia de Córdoba). Es un informe de las condiciones laborales y de vida de los docentes. Como docentes aquí se afirma que es imposible lograr cambios que apunten a la calidad educativa a partir de las condiciones en las que predominan la desvalorización de trabajo del rol profesional, el deterioro cada vez mayor de las condiciones materiales para el trabajo y el desconocimiento de la participación de maestro. Los cordobeses han vivido toda la crudeza de este modelo durante el mestrismo. En los discursos oficiales de este momento se escuchan decir públicamente “los docentes no saben” “los docentes son vagos” “el estado no es par de nadie por eso no discute”. La desvalorización y desjerarquización fueron creciendo. En este trabajo se apuesta a recuperar a revalorizar al docente como Trabajador Intelectual. En este sindicato se recoge a diario el malestar de los docentes, pero desde finales del ‘95 el malestar que se manifestaba recurrente y fuertemente era distinto. Eso los dispuso a buscar las claves que aportan al análisis de esta nueva situación, un análisis que permitiera comprender la complejidad, salir de la queja y formular las demandas y propuestas alternativas desde una base sólida de conocimiento de la realidad. Por ello se creyó necesario construir una mirada sobre la cotidianidad del trabajo docente, un trabajo más amplio y profundo con bases científicas en riesgos con la recolección de datos para, a partir de ellos poder aportar a las discusiones que tienen que ver con la práctica pedagógica, el trabajo docente y las condiciones con que esta se lleva a cabo. Como gremio es una manera más de “tomar la palabra” de aportar al conocimiento sobre educación y el trabajo docente. Se hizo un encuesta sobre salud docente en 1998 y posteriormente se emprendió una investigación en la que interesaba indagar las condiciones del trabajo docente, convencidos de que allí se encuentran algunas de las claves necesarias en la producción de alternativas. Fue con esas premisas que comenzaron a preguntarse sobre algunas cuestiones básicas de las condiciones de vida y de trabajo de los docentes cordobeses y cómo ellas interactúan entre sí ¿cómo se distribuyen en el sistema los docentes según edad sexo cómo impacta el salario docente en el total de los ingresos familiares? ¿es único, es el único estable? ¿es secundario? ¿es el más importante?. También les preocupaba indagar sobre las relaciones estabilidad-satisfacción-expectativas futuras; la forma en que los docentes han experimentado y valorado la transformación educativa implementada por la gestión de Mestre entre el ‘95 y el ‘98 ¿qué impacto produjo en los docentes? ¿qué horizontes de expectativas proyectan las colegas hoy respecto a sí mismos y al formación y desempeño laboral de sus hijos?. El presentismo fue objeto de un apartado especial en el que optaron por dejar las preguntas abiertas ya que las consideraron de gran riqueza y de rigurosa descripción del sentimiento que embargó a los docentes a partir de su aplicación. Un gran desafío fue integrar la diversidad, para ello se construyó una muestra que diera cuenta por un lado de la heterogeneidad de los docentes según el lugar que ocupan dentro del sistema, sus niveles, ámbitos de trabajo y por el otro de la heterogeneidad geográfica de la provincia que define determinados rasgos de trabajo determinados. Según estos criterios se seleccionaron los departamentos de Cruz del Eje, San Javier, Córdoba, Gran Córdoba, Marcos Juárez, Roque Saénz Peña y Río Cuarto. Como lo muestran los gráficos (remitirse al libro citado Pág.25) las opiniones de los docentes encuestados son implacables: entre el 75 y el 80 % considera que tanto la capacitación docente, la provisión de recursos, la infraestructura escolar como las condiciones de trabajo docente en general fueron entre regulares y malas más aún, más de 1/3 de los encuestados considera que la calidad de la educación que se brinda y el nivel de aprendizaje de los estudiantes es entre bueno y excelente. En cuanto al salario docente aparece como un aporte muy significativo. Para el conjunto de las familias: solo el 13% de los docentes aporta hasta 174 del ingreso familiar. El 54% aporta más de la mitad del mismo rubro, la mayoría son mujeres (remitirse al gráfico Pág. 29); otro dato relevante es el nivel de titulación de los docentes, el 83% de los encuestados tienen títulos terciarios o universitarios (gráficos Pág.30-31). La opinión sobre el presentismo es que es una medida que implica la perdida de derechos laborales básicos, que es una extorsión, que es indiscriminado, también hay un sector que defiende el discurso oficial defendiendo el presentismo porque lo entienden como control del abuso de algunos o como premio a quienes son “responsables”, el 38,9% es una pérdida de los derechos humanos y laborales básicos, para el 30,75% es indiscriminado, no contempla situaciones humanas, el 8,27% dijo que lo que necesitaban era una mejor remuneración no una extorsión, el 9,4% considera que es un estímulo y el 5,15% dijo que es un estímulo y una fuerte presión. Vemos que las condiciones de trabajo y de vida de los docentes cordobeses dieron una clara muestra de que el neoliberalismo, en Córdoba con la figura de Mestre solo atentó contra la dignidad, los derechos humanos, y laborales básicos de los docentes constituyendo el presentismo un elemento de “discriminación, extorsión, amenaza y atropello y presión sino que atentó contra el ”derecho a la libre expresión, la participación en paros y asambleas favoreciendo un fuerte disciplinamiento y obstaculizando la defensa de los derechos básicos. Pareciera que el dato más fuerte para la discusión laboral es el alto número de alumnos que atienden los profesores por semana: entre el 55 y 60% atiende más de 200 alumnos (ver gráfico Pág.39).
Según la investigación en escuelas urbano marginales, el 83% de los docentes realiza tareas asistenciales (ver gráfico Pág.42). En la situación descripta en esta investigación aparece en el escenario la salud de los que enseñan, donde se manifiesta cómo Mestre corrimiento de funciones implica exigencias sobrecarga, de trabajo. Como consecuencia de esta experiencia, aparecen manifestaciones que pueden en un nivel inmediato ser reconocidas como cambios psicológicos característicos del stress o en otro nivel la exposición de esta presión emocional crea las condiciones para la manifestación de la erosión psicológica o desgaste en la forma de apatía (Escuela urbano marginales -investigación U.E.P.C.1998/1999). Esta investigación aunque no profundiza en el tema de salud de los docentes muestra que no se puede soslayar el tema, se habla aquí de que las cargas emotivas traumáticas, reiteradas o permanentes no se volatizan, dejan sus marcas, huellas en los individuos, y grupos, en el cuerpo de los seres humanos que trabajan en condiciones de malestar, baja calidad de vida y enfermedad. Esta situación cuando es exhibida y percibida como inmodificable, agrava los síntomas imprimiéndoles una fuerte sensación de impotencia, que internalizada por los individuos produce un fenómeno denominado “subjetivación de malestar ”. La palabra desgaste angustia, irritabilidad, apatía abulia desidia, se han incorporado al léxico que describe nuestros estados y afectan no solo nuestro desempeño docente sino que se instalan en nuestros medios familiares en el conjunto de nuestras relaciones sociales. Aquí se intenta mostrar que tienen causas generada en un profundo desgaste en el ejercicio de la profesión que las produce. Así la apatía y la abulia que se perciben en muchos compañeros son patologías laborales generadas por el estado de la cuestión que se está describiendo. Las razones por las que los docentes cambiarían de ocupación dan cuenta de la complejidad del malestar que les provoca la tarea. Allí se mezclan el desprestigio social con el desgaste que provocan las condiciones sociales, económicas, culturales tienen tanta importancia en el reconocimiento social como el salarial (gráfico Pág. 47) 11,45% la docencia ya no da satisfacciones personales, 34% el trabajo docente es muy desgastante, 22,16% ya nadie reconoce el papel de los docentes 20,01% el sueldo no alcanza, 9,82% las condiciones de trabajo son pésimas. Al preguntar sobre las razones o no para que el hijo fuera docente por las respuestas se deduce que el 60% contesta que no (ver cuadro Pág. 48) las acompañan razones tales como: “de qué sirve estudiar para esto si luego va a ser tratado como un sirviente”, “es un trabajo muy desgastaste y nadie lo reconoce”, “poco sueldo y malas condiciones de trabajo”, “es un trabajo con pocas posibilidades”, “es un profesión cada vez menos valorada”, “es un trabajo que no permite crecer”, “es un trabajo sin futuro, espero más para ellos”. Estas percepciones indican claramente cómo estamos viviendo los docentes nuestra práctica profesional. Queda claro que la función y el prestigio que han caracterizado históricamente a los docentes, hoy aparece “no reconocido” “no valorado” y esta situación nos hace como trabajadores particularmente vulnerables y por lo tanto plausibles de exclusión. A lo largo de este trabajo se ha tratado e explicar y explicarse qué cosas pasan a los docentes de manera de dar respuesta colectiva a una corriente que empuja cada vez más a “administrar nuestro propio riesgo”. Utilidad de este antecedente La lectura de este antecedente me ha sido de gran utilidad para replantearme algunas cuestiones sobre las condiciones de vida y de trabajo de los docentes, cómo ellas interactúan y considerarlas como componentes importantes para la salud física y psíquica de los mismos. También para pensar en la tarea de mejorar las condiciones de trabajo del personal que trabaja en la docencia en forma compartida. Viendo esta investigación veo que ha llegado el momento de replantear el papel de la escuela y de redefinir la figura del maestro, entendido más que como enseñante como un educador de la convivencia. Este antecedente nos pone en la mira de la investigación la pérdida de los derechos laborales de los docentes, la pérdida salarial, la decadencia de las condiciones de trabajo, todo esto tenemos que ver como muy grave ya que los desestabiliza en su identidad laboral de reciente y frágil construcción. Desde aquí hemos reflexionado para nuestra investigación que abrir el presente tal como aparece en sus vidas es un riesgo. Sin embargo es necesario ensancharlo, mirar entorno, encontrar alianzas nuevas entre los protagonistas del acto educativo: maestro; alumno; familia y escuela, educación y sociedad, un espacio público, un tiempo en común, un espacio a construir. El trabajo docente es casi un desconocido para las ciencias del trabajo y más aún para las de educación, como investigadores este antecedente también me despertó el interés por penetrar en medio de este Proyecto Neoliberal, con una reforma educativa que es la expresión fiel de las necesidades diferenciadas de un mercado laboral globalizado. A partir de esta lecturas (en general de los otros antecedentes fichados también) me pregunto con qué disposición y energía utópica, con qué proyecto social y político, pueden resistir y reconstruir identidades y subjetividades los docentes, algunos acuñados en la militancia sindical de la época de reconocimiento como trabajadores, resisten, a las políticas neoliberales con sentido político y social, reclaman derechos perdidos y postergados junto a otros sufrientes docentes, a padres, a alumnos, buscando un espacio y un tiempo para reconocerse en su producción (un ejemplo de esto son esta clase de investigaciones). Meteodológicamente no seguiremos esta lógica como lo explicitamos en el diseño, aquí se hizo una encuesta y a partir de ella se indagó sobre las condiciones del trabajo docente, si bien las opiniones de los docentes fueron tomadas por estas encuestas y representadas por gráficos me ha sido de utilidad para comprender la postura de que en estas condiciones se encuentran las claves necesarias para la producción de alternativas. Otro antecedente que he encontrado es “Educacao: carinho e Trabalho”, burnout, a síndrome da desistencia do educador, que pode levar a falencia da educacao, Wanderley Codo (coordenador). Este libro trata sobre el trabajo de los educadores, solamente está en portugués y hemos tratado de “interpretarlo” y traducirlo lo más fielmente posible. Es el producto del trabajo de CNTE. Confederación Nacional de Trabajadores en Educación y LTP Laboratorio de Psicología de Trabajo de la Universidad de Brasilia editado por Editora Vozes, Petrópolis,1999. Aquí se relatan investigaciones sobre las condiciones de Trabajo y Salud Mental de los Trabajadores en Educación de Brasil profesores, funcionarios y especialistas en Educación de la red pública estatal. Fueron investigados 52.000 sujetos durante 2 años y medio en 1.400 escuelas repartidas en todos los estados de Brasil, financiada totalmente por los 29 sindicatos reunidos en CNTE; con apoyo de UNICEF y de CNQ. El estudio realizado por el laboratorio de Psicología del Trabajo de la Universidad, contó con un equipo interdisciplinar de 15 investigadores, cuatro coordinadores regionales, y 100 “aplicadores” (supongo que son encuestadores) responsables de la observación in situ de cada una de las 1.440 escuelas . Se trata del primer estudio nacional exhaustivo sobre Salud Mental y Trabajo con categoría profesional realizado en Brasil . Esta investigación aplica una metodología y una teoría que viene siendo implementada desde 1997, en parte publicada en el libro: “Individuo, trabalho e sufrimiento psíquico”. Este libro es el resultado de una conjugación entre la utopía socialista que parecía perdida y la angustia militante frente a los sucesos de los predicados del fin de la historia y del paraíso de explotación capitalista. En el capítulo 13, Wanderley Codo; Ione Vaques; Menezes analizan lo que es el burnout. Apenas en la década del 70 se comenzó a construir modelos teóricos e instrumentos capaces de registrar este sentimiento crónico de desánimo, de apatía, de despersonalización. Se trata de un problema, un síndrome que afecta principalmente a los trabajadores encargados del cuidado de otra gente. Burnout es el nombre escogido; en portugués significa algo así como “perder el fuego”, “perder la energía” o “quemado completamente”. Es un síndrome a través del cual el trabajador pierde el sentido de su relación con el trabajo, de modo que las cosas ya no le importan más y cualquier esfuerzo le parece inútil. Este síndrome afecta principalmente a profesionales del área de servicios cuando está en contacto directo con sus usuarios. Como agentes de riesgo están los profesionales de la educación y de la salud, policías, agentes penitenciarios etc., Schaufeli (1994) llega a afirmar que éste es el principal
problema de los profesionales de la educación. El síndrome de burnout es definido por Maslach y Jacson (1981) como una tensión emocional crónica generada a partir del contacto directo, y excesivo con otros seres humanos, particularmente cuando estos están preocupados o con problemas. Cuidar exige una constante tensión emocional, atención permanente, grandes responsabilidades especiales o profesionales en cada gesto de trabajo. El trabajador se involucra sentimentalmente con sus clientes, se desgasta, y llega al extremo de no aguantar más y entra en burnout. Es multidimensional ya que tiene tres componentes: 1. Exaustación emocional - situación en que los trabajadores sienten que no pueden dar más de sí mismos a nivel afectivo. Perciben agotada su energía y sus propios recursos emocionales, debido al contacto diario con los s problemas. 2. Despersonalización - desarrollo de sentimientos o actitudes negativas y de cinismo hacia las personas destinatarias de su trabajo - endurecimiento afectivo, “cosificación de la relación”. 3. Falta de involucramiento con el trabajo - tendencia de un evolución negativa del trabajo afectando a las habilidades para realizar el trabajo y la atención a las personas usuarias de su trabajo. A pesar de que el concepto es relativamente nuevo (1970) los autores hacen todo un recorrido desde la psicología, un recorrido por las diversas teorías psicológicas, de la etiología de las neurosis, depresión, etc., buscando las causas de por qué las personas fracasan, se inmovilizan cuando no hay razones aparentes. Falta de motivación, desamparo, desesperanza, pasividad, alienación, depresión, fatiga, stress, y ahora burnout se enfrentan como una misma cuestión porque las personas desisten la teoría del burnout no surge por casualidad. En el capítulo 15 Lónes Vasquez, Menzes y Andrea Gazzotti tratan el apoyo afectivo y el sufrimiento psíquico en el burnout. Dicen las autoras que el no poder contar con alguien en un momento de necesidad, acarrea un tipo de fragilidad emocional que nos causa grandes sufrimientos. El reflejo de ese sufrimiento no está restringido a la vida privada, atiende a un contexto mayor, el contexto social en el cual estamos todos insertos y del cual forma parte nuestro trabajo. A pesar de que el apoyo afectivo sea muchas veces facilitado por la presencia de una red extensa de relaciones sociales, no se puede confundir con apoyo social. El primero viene de aquellas personas con las que podemos compartir nuestras preocupaciones amarguras o esperanzas, se trata de la amistad elegida, independiente de su origen pero con lo cual se comparte lo íntimo, familiares, amigos, de la infancia, de la escuela, del trabajo, vecinos y conocidos, que favorecen la profundización de amistades que pueden tornarse en apoyo afectivo más adelante. A veces es difícil separar soporte social y afectivo. Las mismas personas pueden a veces, desempeñar los dos papeles, ofreciendo las dos formas de apoyo. Ambos son importantes aliados de la salud mental del trabajador, pero no se puede sustituir uno por otro, cada cual atiende a una demanda distinta. Cerca del 14% de los profesores encuestados sufren de la ausencia de apoyo afectivo. Es un número significativo desde el punto de vista epidemiológico. En este no hay distinción entre casados y solteros y la gran mayoría tiene hijos. Lo que nos lleva a concluir que el simple hecho de tener un compañero no es garantía de disponibilidad afectiva, ya que aunque este compañero representa una fuente importante de ese tipo de apoyo, puede no siempre estar disponible o no ser suficiente para generar el apoyo que necesitamos. En el caso de los hijos, es verdad que nos complementan afectivamente, pero en general no es a ellos a los que vamos a recurrir cuando precisamos un hombro amigo. A veces, el hecho de tener hijos, puede aumentar más la demanda de apoyo afectivo. El profesor, como cualquier trabajador, vende su fuerza de trabajo para suplir sus necesidades materiales y afectivas. Desde el punto de vista material, debe recibir lo suficiente que le garantice seguridad, estabilidad, y confort entre otras cosa. En lo que se refiere a necesidades afectivas, precisa de satisfacción, reconocimiento y respeto. Como todos saben el poder adquisitivo del profesor es bajo. Son muchas más responsabilidades y preocupaciones. El tiempo se torna corto, hay necesidad de hacer dinero de alguna forma, de asumir todas las actividades domésticas. La demanda de apoyo aumenta en la misma proporción que las angustias es preciso compartir esa angustia con alguien, es preciso sentirse apoyado emocionalmente. La fragilidad emocional, ocasionada por la falta de soporte provoca gran sufrimiento y el reflejo de ese sufrimiento no está restringido a la vida privada. El trabajador que no siente la alternativa de compartir sus dificultades anhelos y preocupaciones personales, aumenta su tensión emocional en el trabajo. En ese campo se instala el burnout. Por un lado el sentimiento de desamparo nos lleva a otro sufrimiento, también de orden afectivo, al agotamiento emocional y a la despersonalización, por otro, el mismo desamparo afecta la relación del trabajador con su trabajo en el sentido de motivación y dedicación a él. El profesor cuando se encuentra en una situación sin salida en la cual debe permanecer en el empleo y por eso debe dedicarse más y más a su trabajo y éste está mediado por el afecto y soporte afectivo de los alumnos, y así él se ve colocado frente a su propia necesidad diariamente. No teniendo alternativa, sintiéndose agotado, se angustia más y más y, en una tentativa de no sufrir con la situación, procura alejarse de lo que le causa dolor. No puede y tampoco puede dejar la escuela, tiene un compromiso con la educación de sus alumnos y con el sustento de su familia, a veces la salida encontrada es minimizar el afecto por lo menos en el trabajo; pero los alumnos están allí demandando afecto y atención cuidado y apoyo, le gusta lo que hace y no puede o no quiere perder el vínculo con ese trabajo. Provoca inconscientemente un endurecimiento emocional, tornándose insensible a los problemas diarios y a las demandas, hecha mano a la despersonalización, a través del desarrollo de una actitud más fría y distante de la relación afectiva, el profesor se siente de alguna forma protegido del sufrimiento instalado. Pero la despersonalización no sólo no consigue el resultado esperado es decir, no hace que el sufra menos, sino que también desencadena un sentimiento paradojal. Niega la relación de afecto y sufre más porque no cumple con su relación de trabajo en el sentido pleno; en ese sufrimiento, aumenta el desamparo y refuerza el agotamiento emocional ya existente. En el capítulo 17, Lucía Soratto y Fernanda Lamos dicen que algunos autores sugieren que las relaciones interpersonales están entre los principales determinantes de cómo un ambiente de trabajo objetivo afecta el estado subjetivo del individuo. Una de las sugerencias, es justamente de que es más viable intentar proporcionar y reforzar el apoyo social, con el objetivo de proporcionar o mantener la buena salud que reducir la exposición a los factores estresantes. En esta investigación se encontró que los profesores que sufren de despersonalización, cansancio, agotamiento emocional etc. tienden a sufrir más la falta de apoyo social en su trabajo, por lo tanto el burnout afecta las relaciones sociales tan fundamentales para el educador. La presencia de burnout prácticamente dobla los problemas de relaciones sociales en el trabajo. Será muy improbable que este síndrome íntimamente ligado a las relaciones afectivas no interfiriese en las relaciones sociales en el trabajo. Profesionales afectados por el burnout las relaciones interpersonales pasan a no importarles, desarrollan sentimientos y actitudes negativas con relación a los colegas y alumnos, se sienten agotados, incapaces de poder dar más de “sí mismo”, se tornan profesionales cerrados a las tentativas de ayuda y de solución de los problemas diarios, para ellos no tiene sentido gastar más energías con estas cuestiones, están apáticos, a ella, y probablemente los colegas que quieran aproximarse serán rechazados, mal recibidos, esta forma de actuar es inconsciente de modo que no perciben que están alejando las posibilidades de ayuda. Aquí se habla de una relación circular y por es razón sin salida a no ser que haya una intervención en algún punto del circuito. Ocurre que el burnout, por sus propios síntomas, ofrece barreras a las buenas relaciones interpersonales, pero a su vez la falta de soporte social en el trabajo y de la cooperación de los compañeros, afectan otras condiciones como control, rutina, producto y en consecuencia, interfieren en las actitudes de compromiso y satisfacción. La relación es circular, porque a su vez, los vínculos entre las personas, cuando están bien establecidos pueden proteger al profesor el síndrome burnout principalmente en dos de sus formas de expresión, cansancio emocional y falta de desarrollo personal en el trabajo. Son los vínculos creados entre los propios compañeros de trabajo que permiten que el trabajador se proteja. Compartir con aquellos que enfrentaron los mismos problemas, las mismas dificultades, obtener apoyo de aquellos que ya pasaron por situaciones semejantes, la sensación de no ser el único, de tener otras personas que entiendan lo que se está viviendo en un determinado momento, justamente porque experimentan o experimentaron lo mismo, es algo muy especial y tiene de hecho consecuencias positivas no solo en el trabajo sino en cualquier otra situación Citando a Freire las autoras dicen que la educación precisa del soporte social en el trabajo para ser efectiva, precisa ser efectiva para ser libre, para que educadores y educandos cooparticipen de su propio destino. En el capítulo 18 Lucía Soratto y Ricardo Magalhâes Pinto, tratan el tema de “actitudes en el trabajo y burnout: Dicen los autores que tienen casi la mitad de los educadores afectados por alguno de los factores de burnout, porcentaje preocupante desde cualquier perspectiva Se ha visto que insatisfacción y falta de compromiso no son respuestas al bajo salario y a las precarias condiciones de trabajo. El profesor que no se compromete y que no se juzga satisfecho tiene otras razones; vive del bajo salario, siente que las condiciones son ruinosas pero no encuentra ahí la explicación a sus actitudes. Cuando se verifica la relación entre burnout y estas actitudes, el cuadro se altera completamente; las asociaciones significativas, más no decisivas dan lugar a una relación aplastante: 94,5% de los profesores que están insatisfechos y descomprometidos, tienen burnout en alguna de sus tres formas de manifestación. El porcentaje entre los demás también es alto, no podemos perderlo de vista, es alrededor del 48%, pero entre los que están descomprometidos e insatisfechos significa prácticamente la totalidad de los profesionales. Se sospecha que una gran razón de pocos descomprometidos e insatisfechos es el propio burnout, lo que indicaría que el burnout podría estar generando estas actitudes. En el caso de satisfacción y compromiso se trata de actitudes, fruto de las condiciones vividas y percibidas por el trabajador, que peligrosamente pueden estar colocando a los trabajadores en la puerta de salida de la institución. Vimos que en EEUU, el abandono de la actividad docente se ha tornado un fenómeno preocupante (Farber,1991). El autor presenta una serie de otras razones para este hecho como condiciones salariales y descanso, condiciones también presentes en los países de América Latina. No se puede correr el riesgo de un vaciamiento de las aulas por no cuidar a los profesionales responsables de la enseñanza. La educación forma parte de la base de sustento de una sociedad, cualquier sociedad, juntamente con trabajo y salud no puede ser relegada a segundo plano. Se ha constatado por esta investigación que la mayor concentración de trabajadores afecta también a los profesionales con más tiempo de carrera, sin embargo la asociación entre burnout y estas actitudes negativas de los trabajadores marcan a los que están en el comienzo de la carrera. Puede ser que se esté ante una diferencia de perfil de los profesores. Los más viejos están con burnout, pero continúan satisfechos y, es espantoso pero real lo que se ha encontrado en los datos empíricos, sufren pero continúan presentes, no abandonarán el campo de batalla, están a la espera de alguna solución. Los más jóvenes presentan otro perfil, comenzaron en el contexto que hoy se presenta, no tuvieron la chance de vivir en otro momento. Compromiso y satisfacción funcionan como indicadores de salud de las organizaciones. La presencia de insatisfacción y de falta de compromiso puede ser pequeña, más es síntoma de otra cosa y como tal, no pueden ser consideradas o eliminadas sin que se averigüe su origen o que está detrás del hecho. Es preciso que atendamos a estos indicios para aplicar medidas preventivas y que los coloquemos ante pruebas prácticas teóricas y empíricas para que se puedan vislumbrar caminos a seguir para alterar esta realidad. Utilidad de lo fichado He obtenido una riquísima información sobre varios aspectos del síndrome de burnout: burnout y apoyo afectivo, burnout e infraestructura escolar, burnout y carga laboral, burnout y condiciones de trabajo, burnout en los profesores burnout y relaciones sociales en el trabajo, etc. Esta serie de investigaciones fueron hechas a cerca de 52.000 sujetos en 1400 escuelas esparcidas en todos los estados de Brasil, por eso es tan representativa y sólida. Metodológicamente me es de utilidad para ver cómo emplearon las dos lógicas, cuanti- cuali 15 investigadores trabajaron interdisciplinariamente con 4 coordinadores regionales y 100 encuestadores-entrevistadores entrenados que además de encuestar, entrevistar, realizaban observaciones in situ en cada una de las 1440 escuelas, ellos contaban con un protocolo compuesto por 15 escalas de investigación sobre trabajo y relaciones sociales, 7 escalas clínicas, 1 de burnout, 1 de alcoholismo, y otra con datos objetivos sobre vida y trabajo. Esta es la más grande investigación sobre salud mental y trabajo docente que se conozca, es un estudio exhaustivo y abarcador hecho por los mejores profesionales de Brasil, de ahí la utilidad que tendrá para nuestra investigación (falta traducir algunos capítulos donde se ilustran “relatos de vida”).
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